Jorge Sampaoli se ''Conserva'' en palacio de El Arrayán

El próximo 19 de mayo, Jorge Sampaoli va a cumplir cuatro meses fuera de la Roja. Cuatro meses en que ha sonado más que Camilo Sesto en radio de motel en cuanto equipo del mundo mundial, pero a la hora de los quiubos sigue cesante y con domicilio en Chile, más encima.

Aunque se ha movido por el mundo dando entrevistas, y vendiendo la pescá, lo cierto es que “Minimí” mantiene su baticueva en Santiago y, obviamente, en un barrio exclusivo. Por algo se llevó más de 1.300 palos al salir de la Anfp.

O sea, problemas de lucas el “Chico”, simplemente, no tiene. Y, como más encima es un galán de esos generosos, se preocupó de comprar un nidito de amor para su novia Paulita Valenzuela, que más que una casita se trata de un verdadero palacio en el sector más exclusivo de Chago City.

Claro, Sampaoli será chico, pero no estaba ni ahí con encuevarse en un depa de 30 liliputienses metros cuadrados, así que  se la jugó con un verdadero castillo de 421 metros construidos, en la comuna de Lo Barnechea.

Pa’ ser específicos, el DT se intaló en el sector de los “Refugios de El Arrayán”, luego de cerrar un millonario negocio con el “Pollo” Valdivia y Claudia Conserva, propietarios de la inmobiliaria Conversa Sociedad Anónima.

Sí. Por esas cosas del glamour, “Minimí” le compró la casa al matrimonio más leeendo de nuestro jet set, que según la tasación fiscal está avaluada en $309.079.813. Obviamente, ese precio multiplicado casi al doble fue en lo que se cerró el negocio, según sapeó su diario de ojo de lince.

La casuchita no es cualquier choza. Además que la pareja televisiva la fue amononando con los años, es un verdadero refugio de película.

Enclavada en medio de los cerros precordilleranos, lejos del ruido y la contaminación, la “casita” que con tanto amor pararon la Clau y el Pollo comenzó a ser construída en 1994 y recién en 2009 le dieron los últimos toques.

El palacio fue edificado con albañilería de ladrillo de arcilla y piedra; y en una primera etapa contó con 180 metros cuadrados, en medio de un terreno que alcanza los 5.800 metros.

Como el espacio no era el drama, la edificación siguió creciendo, y en 2009 ya era casi 4 veces más grande, a la que se agregó, y como no podía ser menos, una piscina de 48 metros cuadrados, en la que ahora hace chinitas el ex DT de la Roja.

Otro gusto que se dio Don Sampa fue la construcción de una cancha de tenis, su otra gran pasión además de los billetes, con los que acostumbra a sudar partidos con amigos bien escogidos y que no tienen dramas en llegar.

Si bien por el sector no existe locomoción colectiva, y hay que caminar poco más de dos horas para llegar a una estación de metro, el tema no es drama pa’ “Minimí”, quien en pocos minutos puede llegar al  “Club de Golf Valle Escondido”, donde por estos días el viejo chico mata la ansiedad de cumplir 4 meses ya sin pega.

¿Sin laburo urgido por las lucas? Pfff... con 1.300 millones cualquiera duerme tranquilo, y el dolape ni se arruga cuando le toca pagar las contribuciones anuales del palacio, que ascienden a los $789.315 piticlines. Una ganga, pa’ quien se dice es el mejor entrenador que ha tenido la Roja.

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