Julio Rojas dejó nocaut a la droga en La Legua gracias al boxeo

Con 75 años cumplidos, don Julio Rojas está lejos de pasar a los cuarteles de invierno. El hombre funciona las 24 horas del día y siempre atento a alguna emergencia. Es él quien maneja su propia grúa y le presta servicios a Carabineros en el remolque de tocos accidentados.

"Gracias a Dios, me va muy bien en lo que hago", comentó el hombrón desde el corazón de La Legua, población en la que este dolape, de 1,80 metros, echó raíces el 3 de marzo de 1953, y donde con el correr de los años se convirtió en un "héroe anónimo".

Todo gracias al gimnasio que paró en el medio de la pobla en 1996, cuando su hijo Freddy, exitoso boxeador profesional, le pasó 15 palos pa' que financiara su felicidad.

"Pude pensar en mí con esa plata, pero mi felicidad estaba en ayudar a los niños. Mi hijo no pudo ser campeón del mundo, por lo mismo, yo me propuse sacar de aquí, de mi gimnasio, campeones que le ganaran a la vida", soltó a La Cuarta don Julio, agregando que "donde yo vivo no hay otra alternativa que no sea la delincuencia o las drogas. Todos los caminos conducen al vicio, por lo mismo, mi mayor alegría es ver cómo muchachos que yo conocí de chicos, hoy son buenos hombres y han crecido sanitos, como Alex y el 'Japonés'".

El legado de Julio Rojas

Rojas habla orgulloso de quienes al momento de la entrevista lo acompañaban en La Legua, y quienes, entre 1996 y 2007, fueron parte del grupo de muchachos que entrenó en su gimnasio. "Ellos hoy deberían ser delincuentes", lanzó.

- Dos campeones, entonces, ¿pero qué fue del resto?

- Por el gimnasio pasaron cerca de 100 muchachos, y claro que muchos se desviaron. Varios están presos y otros cuantos ya están muertos, pero es la dura realidad que se vive día a día en La Legua.

- Imagino cuánto le duele…

- Muchísimo, pero la alegría de ver a muchachos que siguieron por el buen camino me llena de orgullo. Haber salvado al menos a uno es parte del objetivo que nos dimos con mi hijo.

-¿Por qué eligió el boxeo como regalo para la sociedad?

-Como a muchos acá, a mí desde chico me gustaba andar en la calle, y en la calle siempre abusan del más débil. Es una autodefensa.

- ¿Cómo le gustaría que lo recordara la gente de La Legua?

- Como una persona más, sólo eso. Soy un hombre al que le gusta ver niños felices.

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