Dicen que "la ocasión hace al ladrón". Y de eso no más se agarró el tío Emilio Sutherland y su equipo de "En su propia trampa", cuando en octubre pasado dejaron un tocomocho abierto de par en par en la población Juan Pablo II, de Lo Barnechea, para capturar en imágenes cómo los amigos de lo ajeno chorean autos por esos lares.
En la emisión del cocido tevito se pudo apreciar claramente como 3 cabros del sector se encontraban con la oportunidad de sus vidas y caían redonditos al interior del vehículo, pero sin cachar que los estaban grabando y siendo vigilados por un piquete de carabineros que les echaría el guante apenitas metieran primera. Su suerte parecía echada.
Sin embargo, y tras meses de investigación, esta semana el Tercer Tribunal Oral de Santiago decidió liberar de cargos a los tres jóvenes (quienes fueron detenidos y enjuiciados luego que el editor del programa hiciera la denuncia correspondiente), y le diera un duro golpe de revés a un tío Emilio que ya había sido apuntado con el dedo por otros actos similares, como cuando encerraron en un camión a un menor de edad y lo asustaron con armas y disparos.
Sin ir más lejos, la resolución judicial acusó al justiciero de la caja chica y a su programa de "aparentar realidades con el fin de perseguir delincuentes".
Hasta el cierre de esta edición tratamos contactar a Emilio Sutherland, pero todos nuestros intentos se fueron derechito al buzón de mensajes. Sin embargo, fuentes al interior de Canal 13 nos soltaron que las cosas no están na’ tranquis.
Independiente de que en la estación le presten ropa a su gente y hayan comunicado que “no comentarán resoluciones judiciales”, al interior del canal estarían complicados con la leserita.
Según nos sapearon, la libertad de la que gozaba Sutherland para hacer sus grabaciones hace rato que metía ruido y, ahora que salió a la luz lo de la absolución de los tres cabros en Lo Barnechea, terminó de irse a las pailas.
Además, en el 13 dejarían el paraguas abiertito no más, ya que una demanda interpuesta en contra del programa por las cajeras de un Servipag que fueron acusadas de estafar a nonitos de la tercera edad, podría volver a enjuiciar al cocido en menos de lo que canta un gallo.
A su vez, el defensor penal público, Luis Gálvez, quien defendió a uno de los jóvenes acusados de robo en Lo Barnechea, soltó que estos “podrían querellarse” y que “lo más probable es que la familia pueda ejercer acciones civiles reparatorias, ya que aquí no sólo existió una privación de libertad provocada por la grabación, sino, además, un daño a la dignidad de jóvenes que no tenían antecedentes y que fueron presentados en público como delincuentes habituales”.
Mientras, el celu del tío Emilio sigue haciendo tu, tu, tu, tuuuu.