Con poco más de un millón de habitantes, Kazán, pese al inentendible idioma tártaro, es una ciudad amigable y buena onda. Muy distinta a la realidad en Moscú. Donde reinan los taxistas frescos y con suerte la gente se da un segundo pa' saludar.
Por lo mismo encontrarse con otra realidad le sirvió a la gran cantidad de chilenos en Rusia pa' soltarse un poco más. Y como en Jaguarlandia la diversión, siempre está cerca de una pilsen, los bares y tugurios del paseo peatonal, que lleva al Kremblin blanco, se repletaron de cabros con sed. Quienes de una baldearon sus tripas.
De Calama, Conce y Melipilla llegaron los más jugados. Mientras que varios países de Europa se dejaron caer patiperros de siempre.
Fue así como el Coyote Ugly de Kazán fue el blanco perfecto para los sedientos. Quienes al momento de chupar también podían recrear la vista con Alexandra, Mary y Bruna, fieles representantes de la zona. Tenían miradas penetrantes y un abdomen perfecto. Parecían de porcelanas.
"Estas son minas filetes papi, saludos pa' Chilito", gritaba con la lengua traposa el dolape Hernán. Quien no la podía creer en medio de tanta guachita rica.