"¡Por fin! Esta noche voy a poder dormir tranquilo. Estoy contento de que mi hija haya puesto fin a esta huelga terrible. Ella ya no daba más. Tuve la oportunidad de hablar 15 minutos con ella", señaló más tranquilo don Roberto, padre de la activista mapuche Patricia Troncoso, "La Chepa", en las afueras del hospital chillanejo Herminda Martin, luego de que en la tarde de ayer la mujer pusiera fin al ayuno que mantenía hace 110 días.
"La Chepa" tomó su determinación minutos después de que le ganara el gallito al Gobierno, que terminó aceptando sus demandas.
La mujer -que está condenada a 10 años de cárcel por la Ley Antiterrorista, debido al incendio provocado al fundo Poluco Pidenco, de la forestal Mininco, en 2001- solicitó la firma de un documento que le asegure el traslado a un Centro de Educación y Trabajo (CET) y de varios beneficios penitenciarios.
Como en pedir no hay engaño, la activista pro mapuche también pidió prerrogativas para sus compañeros Juan Millalén y Jaime Marileo.
GOIC
El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Alejandro Goic, dijo que durante la mañana de ayer Patricia escribió una carta en la que solicitaba al Gobierno que su recuperación se realizara en el hospital de Temuco. También la llegada a Angol de sus dos amigos y el otorgamiento de beneficios carcelarios y dominical para Millalén, y el fin de semana para ella y Marileo a partir de marzo.
La Moneda respondió en un comunicado que "los beneficios solicitados por Patricia Troncoso Robles para ella y para los internos Juan Bautista Millalén y Florencio Jaime Marileo serán concedidos en la forma y oportunidad que señala la solicitud escrita que ella hiciera llegar a usted el día de hoy".
Para monseñor Goic, La Chepa, aceptó la invitación a "apreciar la vida como un don maravilloso y a deponer la huelga de hambre".
Por su litro el vocero de La Moneda, Fracisco Vidal, destacó "la voluntad política y humanitaria del Gobierno".
Ronald Henríquez