La Cuarta Dimensión: La Maestranza donde duermen los espíritus

Entre grandes bloques de cemento abandonados, llenos de grafitis, y con la sensación de estar siendo observados en todo momento se emplaza la Maestranza San Bernardo. Lugar lleno de esplendor durante el siglo pasado, pero en el que ahora sólo los espíritus deambulan buscando paz.

Así como vivió grandes momentos, hubo tragedias que impidieron que este lugar no quedara solo. Accidentes y matanzas hicieron que muchas almas hallaran aquí refugio pero nunca descanso.

Grave accidente

Corría 1956 y la Estación San Bernardo, a cuadras de la Maestranza, era el sitio de conexión para los trenes al sur. Un domingo de julio con espesa niebla, un convoy proveniente desde Estación Central hace sonar su sirena avisando su inminente arribo. En la estación, otro tren con destino a San Rosendo espera que sus pasajeros suban, pero la detención es más larga de lo habitual.

Con pánico, algunos agitan sus brazos esperando ser vistos por el maquinista, quien hace retumbar la sirena cada vez más fuerte.

Cuando termina de abrirse paso entre la niebla se encuentra con lo peor. Intenta recular, pero ya era imposible y golpea de lleno al convoy con destino al sur. Crujido de maderas quebrándose, gritos desesperados y ambos trenes fundiéndose fueron el panorama.

Bajo los carros, adultos y niños chillan pidiendo auxilio. Otros partieron al más allá sin siquiera darse cuenta de lo sucedido. Con el pasar de los minutos, las desgarradoras quejas se fueron apagando, dejando el espacio con un silencio total que sólo era interrumpido por las sirenas de las ambulancias.

El desenlace fue el peor: 45 cuerpos despojados de sus almas. Más de la mitad de los fallecidos perecieron en el lugar. Ese accidente marcó a la comuna.

El inicio de las apariciones. Los carros siniestrados fueron a parar a la Maestranza y fue ahí donde comenzaron las historias de almas en pena. Trabajadores del lugar comenzaron a sentir llantos y gritos desgarradores que provenían de los convoys siniestrados. Muchos operarios se acercaban intrigados, pero no encontraban nada. Algunos incluso se aventuraban a decir que veían niños y mujeres cuando reparaban los vagones.

A inicios de los 70 comenzó el declive de la Maestranza, pero el sufrimiento no se detendría sólo con los fallecidos en el accidente. Durante la dictadura 12 de sus trabajadores fueron detenidos y torturados en el lugar, para luego ser asesinados en las faldas del cerro Chena.

Con los años la Maestranza quedó a la deriva, pese a su condición de Monumento Nacional. Y quienes visitaban el lugar volvieron a sentir presencias extrañas, tal como los trabajadores de antaño. Sombras y espectros que se aparecían. Sonidos de locomotoras que rompían en el ambiente sin tener mayor explicación. Registros que fueron haciéndose populares en San Bernardo.

En ocasiones se escuchaban gritos de auxilio. Trenes haciendo bramar la bocina lo más fuerte posible, aunque no había nada en el lugar. Los hechos paranormales ocurrían a toda hora del día. Nació el mito que el lugar estaba embrujado, poseído. Varios se aventuraban a tener alguna conexión con estos espíritus... algunos tenían éxito.

Dentro de sus bloques, inquebrantables por el tiempo, también existen grabados invocando a demonios. Un territorio que se convirtió en cuna de almas que siguen sin encontrar la tranquilidad y se refugian en ese sitio que la comuna pareció olvidar.

Hoy, son varios los proyectos para reflotar el lugar, todos sin éxito por el momento. La Maestranza sigue abandonada, pero dentro de su inmensidad siguen espíritus que aún cuidan el sitio.

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