Entre los refugiados hay 30 niños, una mujer embarazada y un anciano diabético que sólo tiene medicamentos para resistir un par de días más. “Intentamos sobrevivir”, declaró Ibrahim AlAagha.
La historia de Ibrahim AlAagha le ha devuelto la fe a la humanidad. El hombre de 38 años, su esposa Hamida y sus tres hijos pequeños estaban de vacaciones visitando a unos familiares en Gaza cuando estalló la guerra.
La familia que tiene ciudadanía irlandesa vive en Dublín, quedó atrapada en la casa de los papás de AlAagha en Jan Yunis, en el suroeste de la Franja de Gaza.
Según reveló el hombre a la BBC, la situación es difícil para sus hijos que tienen 8, 4 y 3 años. “Se asustan mucho cuando escuchan un golpe o una explosión... por eso estamos todo el tiempo intentando jugar con ellos, tratando de ocupar su tiempo”.
“Hubo una noche que fue especialmente mala y los tres niños se despertaron gritando”, agregó. Por otro lado, el mayor se ha llevado la peor parte: “Él entiende lo que está pasando... puede escuchar y sentir la frustración que estamos atravesando y está realmente preocupado”.
Han acogido a todas las personas que pueden
Pero lo asombroso es que en la casa de la familia de Ibrahim hay 90 personas, entre familiares y amigos, porque dice que su nunca rechazarían a nadie. Para dormir, lo hacen por turnos y dos personas por colchón.
“Lo único que hacemos es intentar sobrevivir desde el momento en que nos despertamos hasta el momento en que nos vamos a dormir”, explicó AlAagha al mencionado medio.
Los alimentos son escasos y los miembros del grupo intentan salir todos los días a la calle, a pesar de los riesgos, para ver si consiguen alimentos enlatados. Cuentan con agua y trigo para hornear pan, pero la cantidad de alimento que tienen almacenado todavía no alcanza para más de una comida al día.
La situación en la casa es muy complicada, especialmente para los niños, 10 de los cuales tienen menos de cinco años. “Siempre piden comida y agua, y estamos tratando de conseguirles todo lo que podemos. Sin embargo, los recursos son muy limitados... es muy difícil”.
“Quiero decir, nosotros, las personas mayores, podemos soportarlo un poco, podemos pasar hambre, pero cuando los niños piden comida no podemos decirles que no”, explica Ibrahim.
Además, hay una mujer embarazada y un anciano diabético, que sólo tiene medicinas para resistir un par de días más. “Si a alguien le pasa algo malo, no tenemos forma de llegar al hospital... eso es algo que siempre me preocupa”.
La familia de Ibrahim ha intentado regresar a Irlanda, pero no ha tenido éxito. “Nos estamos quedando sin combustible, por lo que podríamos llegar a un punto en el que no encontremos ningún medio de transporte que nos lleve a la frontera. Podría darse el caso de que cualquier tipo de esfuerzo de evacuación sea inútil”.
Además, denunció una “necesidad urgente” de suministros de alimentos, agua y energía en Gaza y pide que se tomen “todas las medidas posibles para salvar vidas”.
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