La música y la magia acompañan a Carlos Ricardo Weber Brown desde que comenzó a dar clases, en la década de los 80.
"Comencé con Religión y para poder captar la atención de los niños realizaba varios trucos al inicio de la cátedra. Luego acompañaba las historias bíblicas con música", soltó el pedagogo, que hizo toda su enseñanza media en el Liceo Amunátegui.
"Apenas salí del colegio, estudié Religión y Teología en la Universidad Católica, luego en el Arzobispado de Santiago y cursé Pedagogía Básica en Tarapacá", tira su currículum a la mesa.
Pero la pasión por las corcheas y bemoles pudo más, por lo que cuando llegó en 1993 a la que se llamaba Escuela Japón, en Estación Central, hoy Escuela Estado de Palestina, formó la primera banda de guerra de la comuna.
"Grababa las Paradas Militares para mejorar y poder mostrarles a los niños cómo se hacía", recordó el maestro. Y el Pulento premió su esfuerzo en 1997, cuando jubiló la 'profe' de música y él se hizo cargo de la asignatura.
"Este era un establecimiento estigmatizado por el vertedero de Lo Errázuriz, que cerró años después, y las expectativas de los alumnos eran llegar hasta octavo básico para después entrar al mundo laboral. Gracias a la banda, todo eso cambió", relata orgulloso don Carlos.
TODOS JUNTOS
Hoy, a sus 54 años, se declara "feliz". Vive en Lo Prado, está casado y tiene dos hijos que siguieron su camino. Por lo mismo, recorre su pasado con orgullo y también agradecido de aquellas manos que ayudaron a levantar su proyecto.
"Hace 11 años mandé mails a muchas organizaciones para comprar más instrumentos, y fue la embajada de Alemania la que se interesó en este proyecto social-musical. Se puso con un 1,6 millones de pesos", asegura.
Fue la puerta de entrada a nuevos auspiciadores y a una aventura que tendría un capítulo soñado para Weber Brown.
"Carlos Cabezas, quien comparte la primera voz con Mario Mutis en Los Jaivas, era vecino nuestro y lo invité a que fuera a conocer lo que hacíamos en la escuela. Pasó el tiempo y en el 2013 hicimos un video con la canción La Vida Mágica, y se lo mandé. Entonces él se lo mostró al resto del grupo y quedaron tan encantados que todos vinieron a visitarnos", rememoró.
Desde entonces, no se han separado más. Todos los integrantes de una de las agrupaciones más influyentes del cancionero chileno han compartido su talento con los menores. De hecho, este año los invitaron a tocar en el estreno de su documental Mamalluca, en Vicuña.
"Cuando nos presentaron al público presente, nos llamaron sus 'herederos', y eso a los niños no se les olvidará nunca", enfatizó.
"UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA"
Hoy, Carlos Weber está a cargo de la Banda Estación, grupo que se formó con los mejores músicos de cada colegio. "Todo esto nació gracias al éxito de lo que hicimos aquí y hoy cada colegio de la comuna tiene su grupo u orquesta", narra orgulloso.
Además, Los Jaivas le pidieron que comparta su experiencia con otras instituciones a lo largo del país, por lo que el 2017 hará una gira por varias regiones "para decir que sólo los que sueñan logran lo imposible".
Y el deseo de este héroe de la zona poniente de la capital no es otro que brindarles oportunidades a quienes más las necesitan. "Acá hay poblaciones y campamentos cuyas chances sociales son muy complicadas. Gracias a lo que se pudo hacer en esta escuela se mejoró la responsabilidad de los jóvenes y sus expectativas. Hoy, muchos de ellos son profesionales", detalló el pedagogo, concluyendo que "la cancha hay que emparejarla, nunca creí en eso de educar para la competencia, porque la idea es educar para la paz. Sólo así se logrará una sociedad más justa".