La historia del reo fugado que se hizo pasar por su compipa

El 24 de abril del 2015 la familia en pleno, mascota incluída,  fue a esperar a Erick Vera Garrido (27), que justo a la medianoche dejaba sus aposentos de los últimos tres años, en la cárcel de Puente Alto.

Pero las horas pasaron y del cabro ni la sombra, así que la parentela armó atados y exigió a Gendarmería que dejaran salir al sujeto.

Tras un rastreo de pocos minutos en el recinto carcelario, lo pillaron en su celda con cara de "yo no fui" y sin poder explicar por qué faltaba su compañero de encierro, como reveló el director Regional Metropolitano de Gendarmería de Chile,  Sergio Alarcón.

A los funcionarios ahí mismo les cayó del cielo la teja, la fonolita y hasta el pizarreño y cacharon que los habían hecho huevo pato y que Vargas había suplantado a Muñoz para quedar libreta y no tener que esperar hasta julio del 2017, cuando cumplía su pena.

Erick y su yunta, Juan Muñoz Burgos (26), conocidos en el ambiente como "Los Churrejas", son carnales desde potrillos y no sólo han compartido el mismo modelo de paila, sino también largos períodos tras las rejas, indicó a La Cuarta el subprefecto Lautaro Arias, jefe de la Bicrim de la PDI en Puente Alto.

"Por eso no fue para nada difícil que el suplantador supiera o se aprendiera de memoria los datos que debe manejar toda persona que abandona una cárcel,  como su número de RUT, nombre de sus padres, hijos, dirección y otra información básica", aclaró el sabueso.

Eso sí, para que la fuga fuera éxito seguro, Muñoz se ayudó de otro reo a fin de que le copiaran los tres tatuajes de su "partner". Uno en el cuello que dice "mamita te quiero", un dibujo en uno de sus brazos y otro en la espalda, aseguró el policía.

Y como si fuera poco, el dúo orejas se parece  caleta. "Ambos miden alrededor de 1.80 y pesan como 70 kilos", soltó el comisario.

SUS PEQUES

Juan Muñoz fue laceado en una calle de Maipú, cerca del domicilio de su conviviente.

En su captura fueron fundamentales los trámites legales que hizo el reo. "Apenas quedó en libertad reconoció a su hijo de 7 años y a otros dos que engendró con su pajera, en las visitas de venusterio", aclaró el PDI.

Además, ya había hecho trámites para salir del país la próxima semana.

El destino final para este penado volvió a ser la cárcel y enfrenta una investigación por suplantación de identidad, "pero francamente esas penas no son grandes y la fuga no tiene consecuencias penales",  aclaró el subprefecto.

Más oreja, pa’ la otra.

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