Tres años después se trajo a sus hijos Eribelky Grullón Rodríguez (20) y a Edward (14). Al ratito la familia se agrandó porque la joven fue mamá de J.E.M.G., un niño de sólo tres añitos.
Edward pasó a séptimo básico en la Escuela E-70 y ayer, pasado el mediodía, iba con unos amigos camino a la piscina municipal de San Joaquín cuando recibió un llamado que le alertó del incendio que afectó al departamento 1011 donde vivía, ubicado en calle San Ignacio con Pedro Lagos, en Santiago Centro.
A las 12.00 se escuchó un estruendo y luego se declaró un siniestro en la vivienda de la familia de inmigrantes.
Según señaló a La Cuarta Armando Soriano, cuñado de Eribelky, "la abuela salió a comprar y la fallecida estaba durmiendo, el bebé se despertó, pero no sé qué paso. Los conserjes me dicen que fue algo que explotó muy rápido, no se pudo hacer nada".
El fuego se habría originado por culpa del balón de una cocinilla a gas. El segundo comandante de bomberos de Santiago, Gabriel Huerta, dijo al respecto que "establecimos una zona focal en donde se habría iniciado el incendio, encontramos un cilindro de gas y es una de las hipótesis".
Acorralados entre el fuego y el balcón, la mujer pensó que intentar salir hacia el pasillo era imposible, y según un instructor de la PDI que vive en el edificio y lo vio todo, la mujer, que trabajaba en el turno de la tarde de una cafetería, dejó caer a su hijo y luego ella se lanzó hacia un estacionamiento con la esperanza de sobrevivir.
Guillermo Bulse, también vive en la torre y contó que muy cerca del lugar donde fallecieron instantáneamente las personas había un colchón que alguien pudo haber puesto para intentar amortiguar el impacto.
Guillermo además reclamó en contra de la administración del edificio porque acusó que la red húmeda estaba muerta, sin presión de agua, y dijo que él había reclamado varias veces para que hicieran algo. "¡Cuando tomé la manguera se salió!", acusó.
En el depa también estaba la pareja de la difunta, el peruano Nelson Mostacero Chávez, de 25 años, que resultó con graves quemaduras y se encuentra en riesgo vital en la Posta Central.
DESGARRADOR
Cuando ya no había nada qué hacer llegó la mamá y abuela de las víctimas, quien protagonizó escenas desgarradoras al enterarse de lo ocurrido. Esperanza se desplomó en una esquina, donde familiares y amigos intentaron contenerla, y paramédicos de bomberos la auxiliaron mientras la dominicana exclamaba: ¡Ay, Dios, llévame contigo!", luego fue trasladada en camioneta a un consultorio para estabilizarla.
Al rato se reunieron alrededor de veinte dominicanos y no todos se conocían demasiado, pero nos contaron que al estar tan lejos de su país la solidaridad entre ellos se produce de inmediato, e informaron que se organizarán para ayudar a la familia de los fallecidos.
En tanto, el pequeño Edward llegó junto a un grupo de cinco amigos de su edad que lo abrazaron con la ternura e inocencia de niños de 14 años. Su hermana y su sobrino no volverán.