Cuando comenzaba la quincuagésima versión de Festival de Olmué, a las 22:32 hrs del sábado, un fuerte sismo sacudió a gran parte del país.
La conectividad móvil se interrumpió, los derrumbes obstaculizaron el tránsito, dos personas fallecieron. Las consecuencias del sismo de 6.7 grados fueron desde daños en viviendas, vía pública, la Catedral de La Serena hasta rocas que entraron en casas de Andacollo.
La Onemi declaró evacuación preventiva por amenaza de Tsunami en el borde costero de Coquimbo, pero a los 13 minutos la canceló. Hoy, la prevención y atención de desastres están dispersas en varias instituciones públicas. El uso de la gestión territorial, como un instrumento preventivo, no está normado claramente, lo que genera vacíos, como por ejemplo, la escasez de mapas de riesgos naturales que apoyen la toma de decisiones. Es necesario hacer una revisión profunda de la institucionalidad y el marco legal relativo a los desastres naturales, no solo respecto a la atención de la emergencia, sino también tendiente a reforzar los aspectos preventivos.
Permítanme una licencia. Quiero hablar del Festival de Olmué. Son 50 años de música, tradición y humor. Por el escenario pasaron los mejores: Feliciano, Los Pimpinela, Chico Trujillo (un acierto), Guachupé (y su barra brava que prendió de alegría), Illapu, la Combo Tortuga y Movimiento Original, entre otros.
En el humor, no hubo puntos bajos. Mención aparte para mi amiga y compañera de labores, "Chiqui" Aguayo, que con su simpatía y creatividad cautivó al respetable.
Además, quiero expresar mis más sinceras felicitaciones a Karen y Cristián, quienes estuvieron a la altura. Demostraron que con talento, dedicación y amor se pueden parar en cualquier escenario con solvencia y seguridad.
Y, finalmente, bien por TVN que con transmisiones como éstas -sin puntos-, que engrandecen lo nuestro, demuestra que el Canal de todos los chilenos no debe morir.