El alimentarse bien siempre ha sido un tema país. Antes, la desnutrición era una de las preocupaciones principales de los gobiernos de turno. Afortunadamente, los altos índices fueron superados, pero el problema no terminó ahí. Hoy, el flagelo de la gordura sufrió un giro tan importante como mortal: La obesidad.
El tema es primordial en todas partes. El domingo en la noche aproveché de leer la biografía de la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, donde ella cuenta que la obesidad marcó su paso por el cargo, transformándose en el objetivo más importante de su gestión; la cual combatió con su programa "Lets Go".
Volviendo al plano "chilensis", la tercera encuesta nacional realizada por el Ministerio de Salud (2016 - 2017) habla que un 74,2% de la población presenta sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida; lo cual, genera un enorme factor de riesgo para el desarrollo de más enfermedades cardiovasculares y diabetes, entre otras.
Dentro de las cifras, asoma alarmante que el 50% de los niños chilenos presenta obesidad o sobrepeso y esto se ha definido como el principal foco de Salud Pública en el país. Hay muchas políticas que se están haciendo para enfrentar el problema. El plan de comida sana es una iniciativa real y efectiva, pero no suficiente.
Pese a los esfuerzos, el problema principal está a la vista y afecta a los más pobres. En los barrios, los carritos de completos adornan las esquinas; en los centros comerciales, la comida chatarra es más rápida y económica para los bolsillos más flacos. Todos sabemos que hacer dieta y comer sano es muy caro.
También, estos aspectos y otros permiten masificar el sedentarismo. Más peso, menos acción, mayor inactividad. La escasez de espacios públicos para hacer deporte, o plazas sin máquinas que permitan el ejercicio, van transformando la obesidad en mórbida.
Hoy se han construido muchas multicanchas, pero su uso debe ser cancelado. Lo peor es que con esto no se incentiva el deporte, sino que se le pone obstáculos.
Creo que llegó el momento de actuar: Considerar en la reforma una rebaja tributaria a los alimentos sanos para que su ingesta sea más económica y accesible a los bolsillos de todos.
Para mí, falta un poquito más de hambre para solucionar el problema de la obesidad.