La empresa Interbake es la encargada de hacer todo el pan, donde se preocupan de que no tenga más que 20 semillas, un color específico, entre otras cosas.
En la calle Ojo del Salado, específicamente, en 0891, en Quilicura, las fábricas son lo único que se ven. Ahí, aparece Interbake. Una empresa que, por cerca de 25 años, ha sido parte activa de la cadena alimenticia de los chilenos, sin que la gran mayoría lo sepa.
¿La razón? Son los encargados, los únicos del país, de hacer el pan que luego se usará para los Big Mac, los cuarto de libra con queso, y toda la variedad de McCombos y cajitas felices que hay en la cadena del payaso. Pero para lograr ese particular producto no hay nada al azar.
La Cuarta Sábado ingresó a la planta para ver en terreno cómo se hace ese trabajo. No es llegar y entrar. Gorro, delantal, es el primer requerimiento. Sacarse aritos, medallas, y todo colgante que tengas, es el segundo. Por último, lavarse las manos antes de ingresar. Con precaución, se abre la puerta que nos da acceso al proceso productivo del pan.
Una que buscará cumplir ciertas especificaciones que debe tener el bocado. Entre 4 a 8 centímetros de alto, un determinado color, una temperatura adecuada. Un cierto gramaje de semilla, que no debe ser más de 20. "Cuando uno abre el producto, qué es lo primero que ve, es la corona del pan, es tu cara visible, así que tiene que ser perfecto", indicó Gonzalo Fischman, gerente general en Interbake Chile.
Se seguirá al pie de la letra la receta internacional de la compañía para poder terminar las 12 mil unidades por hora que amasan. Los trabajadores, ninguno panadero de profesión, tendrán turnos rotativos, de lunes a sábado, para lograr el trabajo. Entre esa pega está, en el último paso, revisar la cantidad de semillas que tiene el pan. Si son muchas, o muy pocas, se le hará un hoyo en el medio y terminará en la basura. El tarro está casi lleno. Luego, se envolverán, algunas irán a congeladores y otras inmediatamente a camiones.
Roberto Riesco, gerente de Supply Chain, McDonald's Chile, reveló que la empresa de las cajitas felices llegó a Chile en 1990, época donde los ingredientes con los que se preparaban las hamburguesas eran traídos desde Estados Unidos. Al crecer como industria, se pensó en Interbake.
Lilian Barrales, gerente de planta proveedora de pan, se preparó seis meses en Brasil. "Cuando entiendes que no puede ser cualquier pan, que tiene ciertas características , te enfocas en que eso se cumpla", concluyó.