La vida de Rodrigo Orias a 10 años del crimen a sacedorte

En casa de familiares en San Bernardo vive actualmente Rodrigo Orias Gallardo, el joven que hace diez años saltó tristemente a la fama tras degollar en la Catedral Metropolitana al sacerdote italiano Faustino Gazziero.

El 24 de julio de 2004, el muchacho llegó hasta el templo ubicado a un costado de la Plaza de Armas. En medio de una liturgia sacó una daga de 20 centímetros y asesinó al padre Gazziero.

Orias cometió este atroz crimen afectado por una esquizofrenia de tipo paranoide, razón por la que fue declarado inimputable y enviado al Hospital Psiquiátrico de Putaendo. Tres años después quedó libre y rearmó su vida en la sureña ciudad de Coyhaique.

Su causa fue defendida por la abogada Carmen Gloria Arroyo, la conocida jueza de Chilevisión y rostro del matinal de esa estación televisiva.

En Coyhaique ganó un campeonato de fisicoculturismo, trabajó en una forestal y siguió su tratamiento médico para mantener a raya su enfermedad. En esa ciudad entrenaba sus músculos en el gimnasio Power Fitness.

"Hoy día se encuentra sujeto a la autoridad sanitaria, lo que significa que a él se le hacen controles en forma mensual que determinen que está siguiendo el tratamiento médico que se dio en su favor", explicó "La Jueza", quien ha seguido en contacto con Orias.

¿En qué está?

En todos estos años Orias apenas ha hablado un puñado de veces con los medios de comunicación. El muchacho lamenta el crimen y señala que lo hizo porque estaba enfermo. También pidió perdón a la familia del religioso y a la Iglesia Católica.

Dentro de lo poco que se sabe de la vida del joven es que estaría viviendo en San Bernardo y que se cambió el apellido paterno para sacarse la carga que conlleva. Además, trabaja para ganarse los morlacos.

Su padre, que aún vive en Coyhaique, dijo escuetamente que "mi hijo ya no está acá, él hace tres años que se fue".

Añadió que no habla con su hijo. La que sí lo hace es Carmen Gloria Arroyo. "Es un caso bien especial. Con Rodrigo regularmente conversamos, y durante y después ha sido una relación muy cercana. Me involucré muy emocionalmente con la familia y con él", señaló "La Jueza".

Impactante

Los feligreses que presenciaban la misa del sacerdote italiano el 24 de julio de 2004 jamás olvidarán esa tarde. Al finalizar la ceremonia eclesiástica, Rodrigo aprovechó que bajaba del altar para atacarlo.

Según el mismo relato del joven, dijo que escuchó y obedeció a los demonios que lo atormentaban para matar a Gazziero. El arma la compró a pocas cuadras de la Catedral, por 2.500 pesos.

Luego, se autoinfirió graves heridas cortantes, por lo que lo derivaron a la Posta Central.

"Fue muy difícil trabajar esa tarde, toda la gente estaba en estado de shock", señaló la periodista Karina Álvarez que salió al aire con la noticia ese día.

Finalmente, la justicia lo declaró inimputable y lo derivó al Psiquiátrico de Putaendo.

Bonachón

El padre Faustino Gazziero, de la Orden de los Siervos de María, era oriundo de Italia y llegó a Aysén en 1960.

Bernardino Zanella, sacerdote de la parroquia El Sagrario, vivió durante mucho tiempo junto a Faustino.

Contó al diario pop que el difunto sacerdote focalizó su misión social en la educación en los jóvenes de escasos recursos. "Él era muy competente y estaba interesado en fomentar principalmente la formación académica siempre ligada a la entrega de valores cristianos", destacó.

Según sus cercanos, el padre Gazziero era amigo de los más humildes, acostumbraba a conversar con los curagüillas que cuidan tocomochos en las afueras del Cementerio General y era seco para madrugar. "Desde que se levantaba hasta las 10 de la mañana no hablaba con nadie. Curiosamente sus hermanos y familiares eran iguales a él", recordó Zanella.

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