La vida fugitiva y al límite de Pancho Malo

SANTIAGO.-El baleo de este fin de semana que terminó con un hincha de Colo Colo muerto volvió a poner a Pancho Malo en la agenda policial.

Cuando se supo que Claudio Lincaqueo (28 años), alías "El Escombro", había sido asesinado en Peñalolén este fin de semana de inmediato el crimen fue atribuido a un posible ajuste de cuentas en la Garra Blanca. De hecho, se dijo que el baleo podría haber sido en venganza por la muerte de Francisco Figueroa, El Mero Mero, ocurrido en Rancagua en julio pasado. El fallecido era integrante de Los Spectros, piño o grupo garrero rival de Francisco Muñoz (Pancho Malo).

Bajo esta tesis la Policía de Investigaciones (PDI) interrogó a los líderes de la barra, entre ellos a Francisco Muñoz, pero finalmente se descartó su participación. A las horas apareció el culpable, Jorge Silva Delgado, hincha de la Universidad de Chile que confesó el asesinato.

Esta semana, Pancho Malo nuevamente tuvo que dar explicaciones a la policía y contar lo que siempre ha dicho: que no tiene nada que ver en estos incidentes y que al igual que el día que mataron al líder de Los Espectros, él no tuvo nada qué ver.

La constante exposición mediática y el liderazgo de una barra brava cada vez más cuestionada, tienen a Pancho Malo viviendo una vida de fugitivo por temor a que alguien cobre venganza por hechos en los que él dice nunca ha participado.

En su entorno ha confesado que tanta exposición lo tienen harto y con temor. De hecho, desde el incidente en El Teniente, Muñoz cambia de domicilio constantemente y trata de hacer una vida de muy bajo perfil por posibles represalias.

"PANCHO MENTIRA"

En la interna de la barra saben que Francisco Muñoz no se ganó su fama gratuitamente. La historia entre Pancho Malo y la barra de Colo Colo comenzó en 1992, cuando Muñoz tenía 15 años. Era conocido en la GB porque se pavoneaba de haber quemado una micro o había matado algún "chuncho". No se demoraron en bautizarlo como "Pancho Mentira".

El apodo le duró hasta noviembre de 2000, cuando mató a Álvaro Domínguez en Vitacura. A la policía le confesó que lo apuñaló porque defendió a su amigo, pero no tuvo intención de matarlo.

El 2012 no ha sido fácil para Pancho Malo. Hace cinco años que está bajo libertad vigilada por ese homicidio y ha debido mantenerse casi en la clandestinidad ante las amenazas de muerte realizadas por antiguas pugnas de poder o de hechos de violencia, a los que se le vincula.

El asesinato del Mero Mero, en Rancagua, en julio pasado, otra vez lo puso en la cresta de la ola y tanto la familia como los amigos de la víctima lo acusaron de haberlo mandado a matar.

Pancho Malo debe acercarse a firmar todos los meses y dar cuenta de su vida ante funcionarios del Centro de Reinserción Social de Gendarmería. A ellos explicó que él estaba en el estadio El Teniente el día del asesinato, pero que no tuvo nada que ver.

LA CARCEL Y LA LIBERTAD VIGILADA

A Muñoz también lo conocen como el "cuico" que se las da de flaite y cuando estuvo preso no la pasó tan mal. "Es carismático, se gana a la gente, habla bien y cuando pelea lo hace a manopla, a menos que la circunstancias aconsejen lo contrario", contó a LaCuarta.com un cercano.

Fuentes judiciales contaron que ha costado seguirle la pista a Pancho Malo en su libertad. Se demoró mucho en dar una dirección fija y en demostrar sus altos ingresos o un contrato de trabajo, requisitos para que el 34 Juzgado del Crimen de Santiago le mantuviera el beneficio.

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