Las dudas sobre el fatídico vuelo

¿Quién pilotaba la aeronave?

Luego de que María Graciela Quinteros, madre de la teniente Carolina Fernández (26), señalara que su hija no pilotaba el avión de la tragedia, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile (Fach), Jorge Rojas, reconoció que el  CASA 212 pudo haber sido dirigido por el teniente Juan Pablo Mallea en el momento del accidente.

"En la investigación existen presunciones de que el teniente Mallea venía volando como piloto de la aeronave. Tanto la piloto Fernández como el teniente Mallea eran pilotos operacionales completos en el avión y altamente calificados para volarlo, de modo que no tiene mayor importancia quién venía efectivamente volando la nave. No obstante esto, la responsabilidad del mando y la toma de decisiones en el vuelo es del comandante de la aeronave, en este caso, era la teniente Fernández", señaló Rojas.

¿Pudo capotar por falta de combustible?

El martes 6 de septiembre, el general de la Fach Maximiliano Larraechea explicó las condiciones en que se realizó el viaje. Según detalló, el avión tenía 3.400 libras de combustible, lo que le daba una autonomía de vuelo de 4 horas y 40 minutos. El despegue se realizó a las 13.51 horas del viernes 2 de septiembre desde Pudahuel y a las 16.48 horas, cuando la tripulación tenía la pista a la vista, llevaba 2 horas y  57 minutos en el aire, por lo que, según ese cálculo, le quedaba combustible para 1 hora y 43 minutos más.

Sin embargo, el piloto civil Rodrigo Molina, amigo e instructor de vuelo de Felipe Camiroaga, sostiene que el avión se quedó sin combustible. Argumenta que a la aeronave se le perdió la pista a las 17.48 horas y que, como a esa altura ya estaba vacía, no habría quedado ninguna mancha de combustible en el mar. Lo de la marca en el agua es rebatido por otros expertos ya que la búsqueda comenzó varias horas después, el volumen del químico es ínfimo en comparación al mar y su volatilidad es mucho más alta que la del petróleo, que perdura más en el océano.

¿Tenían experiencia suficiente lo dos tenientes?

Otro de los cuestionamientos de pilotos expertos, ajenos a la Fach, es la supuesta falta de experiencia de los jóvenes tenientes a cargo de la aeronave.

El general Larraechea sostuvo que entre ambos oficiales sumaban 1.500 horas de vuelo, donde la teniente Fernández poseía 800 horas y Mallea 700.

La teniente Fernández había recibido su certificación como comandante de vuelo justamente en un viaje a Juan Fernández y en febrero pasado dirigió un vuelo al archipiélago, donde viajó casi el mismo equipo del matinal junto al "Desafío Levantemos Chile", en el que participó Julian Elfenbein en vez de Felipe Camiroaga. Los pilotos civiles que llevan pasajeros constantemente a Juan Fernández indican que 800 horas es muy poco, ya que la pista de aterrizaje de Juan Fernández es sumamente difícil.

¿Respetaron los protocolos de seguridad?

"Los vuelos comerciales requieren para esta ruta tener combustible para ir y regresar. La militar no, y tiene más riesgos", señaló el general Larraechea. Su acotación refería al "punto de no retorno", que señala la barrera exacta donde ya no es posible regresar al lugar de origen porque la cantidad de combustible no alcanza. "No fue un error despegar. Estimamos que se hicieron bien las cosas y la tripulación era experimentada, con preparación y con entrenamiento muy riguroso", indicó el uniformado, quien detalló que aquel "punto de no retorno" fue a las 16.42 horas y el contacto con la isla se registró minutos después, a las 16.48.

Según el piloto Rodrigo Molina, si Camiroaga hubiera sabido que el avión se desplazaba sin la posibilidad de retornar no se hubiera subido al avión, porque tenía conocimientos de aviación.

Las autoridades señalaron que revisarán los protocolos militares cuando en los aviones viajen civiles.

¿Cuánto influyeron las condiciones meteorológicas?

Para el piloto civil Carlos Griffin, que posee 8 mil horas de vuelo, las complejas condiciones climáticas del archipiélago serían las causas del accidente. La misma teoría es barajada por la Fach y muchos otros expertos como una de las posibles razones del desastre, ya que en los registros de los accidentes aéreos son numerosos los casos de aeronaves que han sido derribadas por vientos turbulentos.

De acuerdo a lo que relatan los entendidos, fuertes vientos cruzados o laterales pudieron haber desestabilizado al CASA 212 cuando intentó aterrizar, para luego quitarle sustentación y hacerlo caer como peso muerto. También se cuentan fenómenos como el "windshear", que es el golpe de dos masas de viento que aprietan al avión en vuelo y lo hacen descender en caída libre.

¿La tragedia fue a causa de un error humano?

Como en cualquier actividad dirigida por personas, independientemente de la pericia y habilidad de quienes están a cargo, los errores humanos pueden producirse. Aun cuando la experiencia de los tenientes no fuera puesta en duda, la posibilidad de una falla puntual en un momento crítico también podría ser factor del accidente. A juicio del piloto civil Pedro Forteza, tal vez la presión sicológica ante una situación de dificultad extrema por las complicaciones meteorológicas explicaría la tragedia. Una mala decisión al enfrentar las corrientes pudo desestabilizar el avión, aunque la madre de la teniente Fernández y sus instructores aseguran que su hija era muy profesional, concentrada y calmada al momento de pilotar. Una emergencia médica de los pilotos (como desmayos, infartos, etc.) también pueden ocurrir en el peor momento.

¿Hubo una falla mecánica del Casa 212?

Las autoridades de la Fuerza Aérea también estudian la posibilidad de alguna falla mecánica de la aeronave. Desperfecto de uno de los dos motores, problemas eléctricos o incluso la caída de un ala. "Pudo ser un problema mecánico, pájaros que afectaron los motores", especuló el general Larraechea. Según cifras de algunos expertos en temas de Defensa, de los 17 aviones CASA 212 que han llegado a Chile, 4 han sufrido accidentes, los que se registraron en los años 1986, 1995, 2000 y ahora, en 2011. Las tragedias suman en total 48 muertos. Como la aeronave turbo hélice bimotor tiene un tren de aterrizaje fijo, que no es plegable, el avión no puede amarizar o "aterrizar" en el agua.

¿En qué condiciones está la pista?

Algunos pilotos observan la precariedad de la pista de aterrizaje del archipiélago, cuya extensión es de 1.018 metros de largo y 20 de ancho. El ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, aseguró que el aeródromo se mantiene según los estándares definidos por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), pero el alcalde de la zona, Leopoldo González, pidió mejoras como, por ejemplo, luces de señalización en la pista: los pilotos tienen que mirar antes de aterrizar, pues nadie les indica que algo les pueda obstruir el camino.

El director de seguridad operacional de la DGAC, Lorenzo Sepúlveda, dijo que "vamos a estudiar todo lo que sea factible de mejorar".

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