La bombita que se lanzó Juan Antonio Pizzi, tras la victoria ante Perú, no se la esperaba nadie.
Bueno, casi nadie. Es que el presi de la ANFP, Arturo Salah, ya estaba enterado de que "Macanudo" iba a tirar la toalla si perdía antes los del Rímac.
¿Y por qué se iba a ir? El técnico argentino se sentía más solo que Garay en el Día del Amigo. Estaba cansado de las "filtraciones". Pero pa' que usted entienda lo que pasa en Juan Pinto Durán y se peine con los amigos el finde, aquí se lo explicamos con detalles.
Las mochas ante Paraguay y Ecuador dejaron con la bala pasada al estratega, pues nada de lo que planificó se reflejó en la cancha.
Además, sintió que la llamada "Banda Pitillo" (Bravo, Medel y Vidal, entre otros) aún no lo respetaba como líder ni valoraba su trabajo.
A eso agréguele que no había un respaldo unánime del directorio de la Asociación. Dice que todo lo que se hace a puertas cerrada termina siendo informado por la prensa.
El asado
Y he aquí un episodio que sacó de sus casillas a Pizzi. Buscando una mejor convivencia con el grupo, se hizo un asado. El mismo que salió a la luz pública apenas se prendió el carbón y después fue acusado como la causa de una ola de infecciones estomacales.
"Sería todo", habría dicho Juan Antonio. Pero la victoria del martes, un "hablamiento" con Claudio Bravo y el respaldo de Salah, detuvo la renuncia.
Se le echó la culpa a los medios y tanto el capi como "Don Elmer" lo respaldaron públicamente. "Si estamos viendo siempre lo malo y haciendo énfasis en tonteras que no van al caso. Creo que no vamos a llegar al Mundial", concluyó el portero. Lo que no dijo es que todo esto se puede reactivar si se pierde ante Colombia y Uruguay en noviembre.