Aires de sábado: Las verdaderas batallas

Esta semana, la presentadora de BBC Rachael Bland recibió una noticia que cambió sus planes. El médico le informó que le quedaban pocos días de vida. Rachael era conductora de noticias y tenía un programa radial.

El 2016, cuando tenía 37 años, fue diagnosticada de cáncer de mama. El suyo era uno de los más agresivos y avanzó a tal punto, que se transformó en metastásico. Llevaba tres años casada y su pequeño Freddie -de sólo 2 años- era su principal preocupación.

Decidió dejarle 19 regalos, hasta que cumpla 21. Entre ellos, una cajita con todas las cosas que guardaba del día de su nacimiento, una carta para contarle cuánto lo amaba y su perfume, para que siempre recuerde su olor.

Falleció por la mañana. Y un diario británico escribió en portada: ¡No, no, no! En Chile, hay muchas Rachael Bland. En nuestro país muere una mujer cada seis horas por cáncer de mama. Más de 1.400 cada año. Son jóvenes, madres y abuelas que deberían estar entre nosotros y ver crecer a sus hijos. Casi todas ellas habrían sanado si lo hubiesen detectado y tratado a tiempo. Más del 90% de las mujeres con cáncer de mama recuperan su salud si actúan oportunamente.

Esos negros y fríos números esconden también historias de mujeres que no se sintieron prioridad. Hace muy poco, me escribió una madre para contar que ha notado cambios evidentes en una de sus mamas. La mamografía no está a su alcance. Es muy cara y su hijo necesita un medicamento. ¿Qué hizo? Concluyó que él es prioridad y si la plata no alcanza, ella tendrá que esperar.

Rachael Bland tuvo la suerte de vivir en un país del primer mundo. En Inglaterra, la salud pública cubrió su tratamiento y los medicamentos. Y durante todo ese tiempo, ella hizo un programa en BBC Radio 5 Live junto a otras dos mujeres con cáncer de mama. Con humor, comentaban cómo vivían la enfermedad y su día a día. Educaban, apoyaban, reían. Pero la prensa del Reino Unido cayó en el mismo error de casi todos los periodistas del mundo: hablar de una especie de guerra.

"Rachael luchó, pero perdió la batalla contra el cáncer". ¡Por favor! Quien muere NO es un perdedor. Cambiemos el lenguaje. Rescato al diario británico The Guardian, con un artículo de opinión escrito por la periodista Catherine Pepinster, que me emocionó hasta las lágrimas. Ella sí ayuda a educar.

Cada 90 segundos una mujer es diagnosticada con cáncer de mama en el mundo. Y si de verdad queremos ayudar, digámosle que cuentan con nosotros y estemos allí para ofrecerles apoyo y cariño, no las obliguemos a pelear cada día. Ellas quieren vivir y ya sabemos cuál es la clave: detectarlo a tiempo. Eduquemos cada vez que podamos: comer sano, no fumar y hacer deporte ayudan a tener una buena salud. Son consejos que no debemos dejar pasar.

Y probablemente -en Chile- la única batalla sea contra el bolsillo. Porque si bien el cáncer de mama tiene cobertura en el Plan Auge, la mamografía gratuita recién se puede realizar desde los 50 años y cada 3 años. Mientras, muchos médicos recomiendan comenzar a chequearse a partir de los 40, una vez por año. ¿Y los medicamentos? Son impagables. Esas son batallas que dar, concentremos fuerzas en cuidarnos, protegernos y exigir derechos, porque en esas batallas. La vida está en juego.

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