Si Marilyn Monroe viviera sentiría envidia de Laura Muñoz Montaner. La diva del cine fue protagonista de "Una Eva y dos Adanes", mientras que nuestra heroína tiene a casi medio millar de hombres a sus pies, claro que en una garita de la locomoción colectiva.
A puro ñeque y con una tozudez a toda prueba, Laura es la única eva que guía una micro de la empresa Transaraucaria.
Con 41 años, cuatro retoños criados gracias a su pega y dos nietos (uno aún en camino), es la regalona de sus colegas de pantalones arrugados. Incluso por ahí anda un candidato a quedarse con su corazón, vacante desde que su ex pierno la abandonó con sus hijos chiquitos.
Como debía ganarse el pan y de cabra sabía manejar, empezó a trabajar sin dramas al volante de una pesada máquina amarilla. "Llevo 10 años conduciendo en el transporte público, pero tengo 22 de experiencia. Cuando comencé un pasajero alegó y me dijo 'las mujeres pa' la casa'. Me tenía tan tostada que le respondí 'ya, venga y maneje usted, a ver si es tan fácil'. Se disculpó y ahora me saluda siempre que me ve", comenta.
Junto a 480 hombres, curiosamente se siente afortunada. "Es que son muy buenos conmigo y me cuidan", asegura. De hecho, jamás se va sola de vuelta a casa tras terminar la jornada laboral en Lo Espejo. Y si la salud flaquea o hay algún problema, ahí están desde sus jefes hasta los inspectores para apuntalarla.
"Es mi segunda familia y puedo decir que me siento orgullosa de ser chofer", sostiene.
PURO ORGULLO
La misma chochera experimentan sus hijos, que siempre han escuchado de sus labios palabras de agradecimiento para su oficio. "Cuando algunos dicen 'debes estudiar o vas a terminar como chofer de micro' me da rabia, porque es un prejuicio tonto. A mí este trabajo me lo dio todo", afirma.
- ¿Y los pasajeros son muy pasaditos para la punta?
- Hay de todo. Me tiran piropos o hacen ojitos. Yo trato de ser agradable, de hacer ameno el viaje, pero tampoco aguanto cosas.
- ¿Qué pasó con sus hijos cuando se subió por primera vez a una microlia?
- El mayor me dijo que no era un trabajo para mujeres, pero le enseñé que es tan digno como cualquiera. Después todos contaban que la mamá manejaba un bus y se sentían orgullosos porque era diferente.
- ¿Ha sido muy jodido manejar con todo el tema del Transantiago?
- Con mis jefes y colegas no, porque llevo mucho tiempo, pero se echa de menos un mayor respeto de la gente, que carga con uno cuando el sistema no funciona bien.
Viviana Fainé Brath