La víctima entregó sus claves en una llamada telefónica, pero un detalle lo salvó.
La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó la sentencia que acogió la demanda de indemnización de perjuicios por responsabilidad contractual y que le ordenó al Banco de Chile pagar la suma de 30 millones de pesos por “su actuar negligente ante las transferencias electrónicas fraudulentas” que afectaron a la empresa Vegetalia SpA.
En el fallo unánime, el tribunal de alzada precisó que “que la parte demandante ha deducido recurso de casación en la forma contra la sentencia de 24 de febrero de 2020, pronunciada por el 8° Juzgado Civil de Santiago, esgrimiendo la causal de invalidación del artículo 768 número 5, en relación con el número 4 del artículo 170, ambos del Código de Procedimiento Civil y Auto Acordado de 1920, sobre la forma de las sentencias”.
La resolución agrega que “en el fallo cuestionado, se ha omitido dar cumplimiento a las disposiciones legales ya que prescinde de considerar, analizar y calificar la prueba rendida, desde que no contiene un análisis de la misma, en especial respecto de la razón por la cual no da aplicación a las estipulaciones del contrato que regula la materia, ni tampoco sobre el peritaje rendido en autos, ambas que resultaban esenciales para la resolución del presente juicio”.
Asimismo, se indicó que “de acuerdo a lo establecido en el inciso penúltimo del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, corresponde desestimar el recurso deducido por aparecer de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable solo con la invalidación del fallo, toda vez que también se ha deducido recurso de apelación donde se plantean similares argumentos”.
Con relación al recurso de apelación, el fallo consigna que “estos juzgadores comparten la ponderación probatoria y las conclusiones a las que llegó el juez de primera instancia y que plasma en su sentencia, por lo que se procederá a la confirmación de aquella”.
Detalles del caso
En el fallo de primera instancia, se detalla que el hecho ocurrió en septiembre de 2017.
En aquella ocasión, se realizaron 8 transferencias electrónicas en menos de dos minutos. La situación quedó al descubierto luego que uno de los socios de la empresa ingresara a la sesión de Vegetalia constatando que dichas transferencias eran por un total de 40 millones de pesos a cuentas corrientes del Banco Santander que no estaban registradas.
¿Qué pasó? El cliente del banco (la cuenta de Vegetalia) entregó su clave de digipass en una llamada telefónica que supuestamente era de un ejecutivo del banco “en una creencia errada de que quién lo llamaba era un ejecutivo de su Banco”.
Sin embargo. la justicia determinó que “el proceder de los terceros debió haber sido advertido con un mínimo de diligencia por el departamento de fraude del banco, al menos desde la tercera de las transferencia electrónica al ser ésta del mismo monto y realizadas con segundos de diferencias, lo que hace procedente acoger esta excepción y rebajar la indemnización solicitada a la suma de $30.000.000″.
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