“Uno de ellos llega y me dice ‘nos mandamos una cagada’”, aseguró el hombre sobre el hecho que terminó con la vida de Catalina Torres.
A más de un año de la muerte del fallecimiento de Catalina Torres (21), joven trabajadora del Parque Safari de Rancagua que fue atacada por un tigre del recinto, la madre de la víctima conversó con un trabajador que fue testigo del hecho.
En Mucho Gusto, ambas partes dialogaron en las inmediaciones del parque.
Sobre lo ocurrido el 6 de agosto de 2021, Victerson Escalona, trabajador del Parque Safari, aseguró que aquella mañana “se llamó a apoyar en labores de mantención. Ninguno de mantención está capacitado para entrar a los recintos, ya que eso es totalmente trabajo de manera animal”.
“Ese día me los encontré (a los trabajadores) en el portón. La única que me respondió fue Cata, para decirme que ella, con su papá, había tocado cables de alto voltaje con guantes y que sentía las vibraciones. Esas fueron las últimas palabras que me dijo a mí”, rememoró.
Luego, recordó la instrucción que le habría dado a los jóvenes: “Les dije ‘cierren este portón, voy a buscar el tractor y vamos a empezar a sacar la basura. A eso fue lo que vinimos’. Les dije que salieran de ahí. Allí podían estar, pero no debían. Les dije que me esperaran en la entrada”.
Momento de la tragedia
“Vuelvo con el tractor y ya los portones están cerrados. Cuando estoy comenzando a dar la vuelta para el recorrido veo que se abre el portón del safari de leones y supe que algo había pasado ya”, reconoció.
Finalmente, rememoró que “cuando ellos salen con la camioneta, yo estoy esperando que haya pasado algo en el recinto de leones. Cuando ellos me encuentran de frente su cara fue de sorpresa. Salen, me bordean y les digo qué hacen adentro con esa camioneta. Y uno de ellos llega y me dice ‘nos mandamos una cagada’. Yo estoy jurado que chocaron un cerco eléctrico y me responde ‘el tigre tiene a la Cata’”.
Siguen las dudas
“Recuerdo gritarle al mecánico para prender el jeep y sacar a la Cata. Eso fue todo antes de la 09.00 horas, a esa hora no hay veterinarios ni nadie. Se supone que nadie debía estar allí adentro”, lamentó.
Luego de escuchar al trabajador, la madre de Catalina, Sara Ibarra, dijo tener sus dudas. Además, apuntó que “no había un protocolo. Si hubiera sido un día cualquiera... ¿Con quién hubieran protegido a las personas?”.