El gobernador Orrego anunció la acción judicial y académicos han enviado cartas a modo de protesta, mientras el mundo del arte mira con distancia. ¿Arte o vandalismo?
Esta jornada, el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, presentó una querella en contra de quienes resulten responsables de los rayados en el Museo Nacional de Bellas Artes.
El edificio ubicado en el Parque Forestal de Santiago, que fue declarado monumento histórico desde 1976, fue pintado con graffitis en dos de sus cúpulas, generando diversas reacciones.
“Esto es un delito”, anunció el periodista Rodrigo Guendelman a través de su cuenta @santiagoadicto. “Una lamentable noticia que, esperemos, tenga consecuencias judiciales para quienes realizaron los rayados”.
“México sanciona la destrucción de monumentos con prisión de 3 a 10 años y multa hasta por el valor del daño causado”, comparó el comunicador.
“Perú sanciona la destrucción de monumentos con pena privativa de libertad desde 1 a 6 años”, agregó.
Rayados en el Bellas Artes: “El vandalismo alcanzó a las cúpulas”
Así comienza una carta enviada a El Mercurio por los académicos de la Universidad San Sebastián, Nicolás Fernández y Carlos Maillet.
“Es tan fuerte el patrimonio y tanta la prestancia e historia del Bellas Artes, que nos hace volver a discutir sobre el rayado, ese que tiene invadido el espacio público, como si toda la ciudad fuera una zona de sacrificio”, añaden.
Luego cierran: “Y que tanto daño le hace a la convivencia ciudadana y su democracia; una lástima que hoy muchos lo normalizan”.
¿Arte o vandalismo? ¿Qué opina el mundo del arte?
El artista visual Miguel Ángel Kastro planteó su postura a través de una ácida columna.
“Les gusta los camotes del estallido intervenidos por Norton Maza, pero repudian el camote volando por los aires en dirección al paco”, parte diciendo Kastro.
“Les gusta la falsa expo de Banksy y van a sacarse fotos porque es la onda, pero repudian el graffiti ilegal”.
Kastro Pintor, como también es conocido en redes sociales, sigue: “Les gusta la rabia y la rebeldía cuando es inofensiva, cuando es un sabor más dentro de la paleta, cuando está pasada por el cedazo institucional”.
“Les gustan las simulaciones de la realidad, pero les carga la realidad”.
“Les gusta lo cocido y lo aliñado, pero les carga lo crudo (...) Cómansela cruda, inventen leyes, hagan lo que puedan, pero el graffiti no desaparecerá, al menos no en Chile”.
“Fuera del anillo de Américo Vespucio, la rabia, el hambre y la injusticia abren portales de energía que ni se enteran”, dice el artista visual.
“Es una guerrilla de lo simbólico. El mundo no es Ñuñoa”, cierra.
Algunas reacciones a los rayados en el Museo de Bellas Artes
En las publicaciones, varios comentarios se dejaron caer, creando varios intercambios de opiniones.
“Hay que respetar el patrimonio, así como lo hacen las constructoras, ¿cierto?”, posteó uno.
“Muchos derechos y pocos deberes”, reclamó otro.
“Se hubieran resbalado”, propuso uno aplicando ficción.
“Defendiendo un edificio con tintes europeos que ni siquiera nos representa”, alegó otra.
Para enriquecer el debate, un tercero puso: “Hablan de patrimonio, de ‘nuestra ciudad’, se olvidan que no tienen ni siquiera control sobre sus vidas, ciudadano promedio, ejemplo vivo de la cultura neoliberal. Solo tiene la cultura de la mercancía y la moda”.
“La generación de iluminados ‘con valores distintos’ a toda los anteriores”, metió con cizaña otro.
“Museo cielo abierto - autor desconocido, Santiago de Chile, 12 de agosto”, quiso titular la obra otro usuario.
“Subnormales”, cerró un nuevo comentario.