Por cuarta vez en su vida, el príncipe Felipe de Asturias puso sus reales extremidades en suelo chilensis, pero a diferencia de antes, que vino más solo que un dedo, ahora trajo a su esposa , la delgadísima Letizia.
Pese a que la flacura de la princesa ha sido el comidillo de la prensa petazeta desde que se puso la tiara, hace 7 calendarios, una infidencia de la Primera Dama demostró que la Leti sí le da pega a la sanguchera.
Según lo que descaseteó Cecilia Morel tras la junta que tuvo con Don Tatán y Sus Altezas Reales, Letizia le había pedido tunas para el postre que se le habría servido en la cena de gala con que se los agasajó anoche en el palacio presidencial.
"Fue algo que nos pidió, así que no nos quedó otra que mandar a comprarlas altiro", dijo doña Ceci entre risas.
Y no sólo le dieron el gusto con los "higos chumbos", como llaman a las tunas en tierras ibéricas, si- no que también agasajaron al parcito con unos buenos vinachos chilensis y una cena de centolla de Punta Arenas y otras variedades de pescados y frutos de nuestras costas.
La velada estuvo amenizada por el conjunto los Grillitos y contó con la presencia de políticos y ministros.
ASUSTADA
Morel se mostró encantada por la sencillez y simpatía que demostraron los reales huéspedes, y la confianza había sido tal, que la princesa de Asturias también le confidenció que se había asustado caleta por el temblor 5,6 Richter que ayer en la madrugada remeció la zona central.
"Me dijo que se había asustado, no sé si él lo sintió, pero una de las primeras cosas que me comentó fue que lo había sentido y que se había despertado asustada", dijo la Primera Dama sobre la primera vez de Letizia en Chilito.
La diputada Claudia Nogueira también chachareó de lo lindo con Letizia, en especial sobre sus peques.
"Nuestros hijos tienen las mismas edades. Sus hijas no sabían dónde estaba Chile", dijo Nogueira.
"No habla mucho, pero tiene clase y es simpática", dijo Iván Moreira, que estuvo con ella en la cena y durante la tarde en el ex Congreso.
DÍA AGITADO
Los herederos de la Corona Española ayer empezaron sus actividades protocolares colocando una ofrenda floral al monumento a O'Higgins que está en la Alameda.
En la ceremonia, ambos destacaron por la sobriedad de su vestimenta. El príncipe Felipe vistió un traje azul oscuro y una corbata celeste, y su esposa, un elegante traje rojo de dos piezas, zapatos color crudo y cartera a tono con estos últimos.
Pero lo que más llamó la atención de los curiosos que pasaban por ahí y se quedaron sapeando, fue la belleza y delgadez de la princesa.