El sapeo de este mambo de camaradería terminó por ser la lápida para los discípulos de Arturo Prat, que desde ahora sólo podrán tomar juguito o agua arriba del buque.
Sucede que el contralor Jorge Bermúdez firmó un dictamen para que los popeyes no se lancen más al abordaje de los copetes.
En el fallo de la Contraloría se establece que "son faltas gravísimas, y que deben sancionarse (...) embriagarse a bordo o en cualquier repartición militar; introducir o tener bebidas alcohólicas en unidades o reparticiones sin autorización y efectuar en estado de ebriedad actos que desprestigien a la institución, o que involucren riesgos para terceros".
En el dictamen se puede leer que "no se permite la introducción de bebidas alcohólicas a bordo de una unidad naval de la Armada".
LES PRESTAN ROPA
La ley seca para los marinos no pasó piola. Uno de los que les prestó ropa a los popeyes fue el ex caporal de Defensa, Francisco Vidal, quien plantea que tampoco es que los uniformados tienen chipe libre y quedan curados como Huáscar mientras laburan.
"La Armada, incluso, tiene un reglamento de prohibición de uso de alcohol. Pero, de ahí a que no se puedan tomar una cerveza al llegar a puerto me parece una exageración", reflexionó.
Agregó que "como norma general, no puede haber alcohol de forma permanente, pero en casos particulares, depende de la situación o del criterio del capitán, para permitir el alcohol".
Otro que opinó sobre el tema fue el diputado Jorge Ulloa (UDI), integrante de la comisión de Defensa de la Cámara, quien señaló que "cuando tienen 40 días de navegación y en horarios que no son de trabajo, donde pueden estar de descanso, creo que permitirles tomar una bebida alcohólica no me parece una problema".
Agregó que "en esta ocasión la Contraloría tomó una decisión muy a rajatabla. Creo que se debería revisar el dictamen".