Más de 200 operadores de transporte público, fabricantes de buses y entidades financieras de todo el mundo acudieron este miércoles a informarse sobre la licitación de la mitad del Transantiago; el sistema de transporte público de la capital chilena.
En esta primera etapa, las autoridades sacan de nuevo a licitación una flota de 3.300 buses, la mitad de los 6.600 que circulan por la capital y que actualmente son operados por siete empresas cuyas contratos vencen a finales de 2018 y a inicios de 2019. Posteriormente, se licitará la otra mitad.
La inversión es "cercana a 500 millones de dólares", dijo la ministra de Transportes, Paola Tapia, tras invitar a los interesados a "reencantar" a los usuarios del criticado transporte público de la capital.
EMISIONES CONTAMINANTES
El objetivo del gobierno chileno, que subvenciona casi el 50% del transporte público -metro, tren urbano y buses- desde 2009, es ofrecer un servicio "más humano, eficiente y de calidad", que cumpla también con los compromisos del país de reducir las emisiones contaminantes.
Por eso, las empresas que se adjudiquen los nuevos contratos, tendrán que contar como mínimo con 15 buses eléctricos y 90 buses con alto estándar, como dos pisos, aire acondicionado, del máximo de 600 que podrán explotar, según las nuevas condiciones.
"El contrato será de 10 años, y estamos apostando por tener más competencia, más calidad del servicio e incentivos de mayor continuidad", explicó la ministra que espera que cuando terminen los futuros contratos, la "flota pueda seguir operando con los futuros operadores".
Aunque casi un tercio de los usuarios elude el pago en los buses de Transantiago, el negocio "se sustenta desde el punto de vista financiero. Prueba de ello es el interés que existe", aseguró la ministra.
A las empresas presentes de Brasil, Inglaterra, Australia, Estados Unidos, España, Francia, China o México, la ministra les recordó que Chile es "un país serio que cumple sus compromisos".