La maldita crisis asoma su nariz en la economía chilena. Por eso la gente empezó a ensayar estrategias de economía de guerra.
Los regalos para Navidad deben complementar la novedad con los bajos precios.
En el centro comercial Plaza Vespucio un pequeño local abrió hace tres meses, con la idea de vender artículos cuáticos. En Novelty Store cachamos el papel palpo que debe usar en su trono el Sultán de Brunei o el filántropo Leonardo Farkas, mientras evacuan leyendo la revista dominical Vida Afectiva y Sexual, de nuestro medio de comunicación.
Cientos de billetes de diez lucas estampados en un suave papel triple hoja que puede comprar por 2.990 pesos terminarán su vida útil con una misión tan digna como necesaria. ¡Casi edificante! Morirán como un kamikaze japonés luego de impactar un buque inglés. O sea, hechos...
Si el sueño de una servilleta es ser billete (¡plop!), el sueño de un papel higiénico puede ser acabar dentro de un envoltorio de regalo bajo un arbolito de pascua.
Para los científicos de la familia hay un modelo de papel higiénico que le lleva miles de problemas de sudoku. La idea es desarrollar la mente en el instante fecundo de mayor inspiración, explicó el vendedor Iván Castro.
¡QUÉ BÁRBARA!
A varios kilómetros de los curiosos papeles están los seguros locales de calle Meiggs (loree nota de la derecha).
En el epicentro del menudeo pascuero encontrar la novedad del año es casi imposible por la avalancha de artículos chinos que transforman cualquier elección en arbitraria. ¡Si hay de todo, loco!
No tan rara como los lápices "infantiles" que proyectan imágenes cochinazas en la muralla es la muñeca Bárbara. Es casi igual a la rucia Barbie, con la misma cintura y cara de farandulera argentina, pero cuesta sólo 500 sopes.
En la Comercializadora Israel, Juan Valdebenito contó que ayer (miércoles) vendieron más de mil 440 muñecas y eso que no las peina.
Frente a las Bárbaras, en un carrito que parece base aérea norteamericana la especialidad son los helicópteros a control remoto.
Con un alcance de 50 metros, el precio va de los 23 mil 500 pesos hasta el cielo. Lo pulento es que podrá volar igual que las gaviotas, libre en el aire, por el aire libre. Y los demás no le dirán "pobre idiota". ¡Palabra!
Sebastián Foncea M.