El experto inglés Mike Hapgood, del laboratorio Rutherford Appleton, se mandó la tremenda alharaca al anunciar que el próximo año se viene un tsunami... pero solar.
El experto british advirtió que “deberíamos prepararnos para una tormenta espacial de una dimensión que sólo se produce una vez cada mil años”, lo que desató la histeria entre los amantes del astro rey.
La alerta nació tras detectarse que el 16 de abril el Sol emitió una burbuja del tamaño de Júpiter, la cual sería un indicio de que nuestra estrella está onfire y puede dejar la grande en cualquier momento.
Este fenómeno, llamado “eyección de masa coronal”, muchas veces pasa piola y es inofensivo, pero si logra traspasar el campo magnético de la Tierra... ¡ándate cabrito!
El caperuzo chilensis Enrique Cordaro, dire del Observatorio de Radiación Cósmica, explicó que la barra debe respirar relativamente tranquila, porque las tormentas solares no van a freír el planeta.
“Estamos en medio de un período de gran actividad solar, donde hay muchas tormentas, pero son ciclos que se dan cada once años... aunque hemos reportado la actividad más baja de los últimos treinta años”, dijo.
Y aunque las lenguas de fuego no consumirán a la Tierra, el físico explicó que la barra no la saca tan barata con estos eventos.
“Las radiaciones cósmicas son energía que entra a la Tierra y puede causar problemas. Ya en el segundo nivel favorece los ataques cardíacos y cerebrovasculares en niños y ancianos. Los soviéticos fueron los primeros en darse cuenta de este efecto”, comentó.
Cordaro agregó que los vuelos de altura también pueden verse afectados por este tipo de fenómenos, ya que causa atados en las comunicaciones radiales.
Además, podría causar problemas de salud en los pilotos que les toca titanear justo en medio de una tormenta solar.
“En los vuelos que superan los 10 mil metros de altura, están más expuestos. Y es muy probable que un piloto que lleve 30 años volando sufra de cáncer. Las embarazadas también deben tener cuidado, porque las radiaciones pueden alterar el desarrollo del feto”.
“ESTAMOS MUY EXPUESTOS POR NUESTRA PEGA”
El ex piloto comercial Rodrigo Molina, comentó que es una realidad que sus colegas tienen mayores posibilidades de sufrir cáncer debido a su pega.
“Estamos muy expuestos, recibimos mayor cantidad de rayos ultravioleta y las cabinas de los aviones no nos protegen de eso”, dijo.
Molina cree que no se le puede cargar toda la mano a las tormentas cósmicas, pero contó que él sufrió de un cáncer a la piel hace dos años.
“Los rayos solares nos afectan más que a otras personas, estamos más desprotegidos. Estuve enfermo y sé de otros colegas que también tuvieron este problema”.