La historia policial chilena de los últimos 20 años tiene una serie de casos icónicos que tuvieron vuelcos inesperados o que simplemente quedaron -hasta la fecha, al menos- sin culpables y con toda la información archivada en tribunales de justicia.
Acá te entregamos un resumen de las historias más cuáticas y los giros más inesperados que encontramos.
1. El psicópata de Alto Hospicio: 14 jóvenes estudiantes desaparecieron entre 1998 y 2001 en la nortina comuna y nunca más aparecieron. Pese a que las familias acudieron a las autoridades, éstas tenían como teoría que las menores habían salido de Chile en dirección a Perú para ejercer el comercio sexual.
Sin embargo, el caso tendría un inesperado giro a partir de julio de 2000, cuando apareció ropa y pertenencias de algunas desaparecidas en pleno desierto de Atacama. Esta historia llegaría a su fin en octubre de 2001, cuando Bárbara N. fue secuestrada, violada, arrojada a un pozo y apedreada hasta su muerte. O eso pensó Julio Pérez Silva. La joven llegó hasta su casa, denunció los hechos y el psicópata terminó confesando el crimen y detallando dónde estaban los demás cuerpos.
2. Hans Pozo: Todo comenzó en 2006, cuando en la población Marta Brunet de Puente Alto apareció un perro con un pie humano en el hocico. Este hallazgo dio paso a uno de los casos policiales más macabros de la década pasada. El cuerpo del joven de 20 años, adicto a las drogas y que vivía en la calle, apareció dividido en 10 partes. Tras su identificación y una serie de pericias, se llegó hasta Jorge Martínez Arévalo, dueño de una distribuidora de helados que se habría relacionado secretamente con Pozo. Al llegar Carabineros a interrogarlo se parapetó en su local con una pistola, escribió una carta negando el asesinato y se suicidó.
3. Los hermanos Rojo: Una mujer llega hasta su casa y cegada por los celos toma un martillo y comienza a golpear a sus dos hijos en diferentes partes hasta matar a Esteban, de 7 años, y dejar a Pablo (17) con secuelas neurológicas. El brutal crímen, ocurrido en enero de 2008, terminó con la mujer encarcelada pese a presentar problemas sicológicos. El sobreviviente comentó al diario pop hace unas semanas que visita a su madre regularmente en la cárcel y que la perdonó.
4. "La Quintrala": Corría el 4 de noviembre de 2008 cuando Diego Schmidt-Hebbel, estudiante de ingeniería, fue a buscar a su polola a su casa a calle Seminario, en Providencia. Cuando estaba en la puerta se le acercó un hombre armado que le pegó un tiro y luego le propinó una serie de puñaladas hasta matarlo. El crimen fue cometido por José Ruz Rodríguez, sicario contratado por María del Pilar Pérez, apodada como "La Quintrala" por su frialdad. Ambos se encuentran cumpliendo condena además por el asesinato del ex esposo de Pérez y su pareja, Héctor Arévalo, en abril del mismo año. Ella sigue alegando su inocencia.
5. El "Tila": El también conocido como el "Psicópata de La Dehesa" tiene en su historial una serie de violaciones y asesinatos tan cuáticos que terminaron hasta haciendo un libro y una película sobre su vida. Dentro de sus antecedentes está abusar sexualmente de una mujer, robar un terno a su marido e irse a carretear a un hotel; violar a mujeres en frente a sus parejas y asesinar a su pareja en 2011. A esta última -Maciel Zúñiga- la golpeó, estranguló acuchilló, torturó, prendió fuego y se comió parte de su cuerpo.
El cuerpo de Zúñiga fue encontrado en la población María Caro y su asesino, identificado finalmente como Roberto Martínez (26), fue detenido. Cuando esperaba su sentencia aprovechó un corte de luz en la cárcel Colina 2 para ahorcarse con el cable de una máquina de escribir.
6. "El Nápoli": En 2012, Víctor Águila Nápoli mató a su amigo Rubén Villagra por celos. El también conocido como el "Descuartizador de Cañete" quemó y trozó al hombre. Cumpliendo una promesa que se habían hecho con la víctima, hizo una pipa para fumar pasta base con los restos de la mano derecha de Villagra. Como si fuera poco, el crimen fue fotografiado por la pareja de "El Nápoli", quien dijo haber sido amenazada para hacerlo. Tras el crimen, ambos viajaron hasta Osorno, donde él cometió otro crimen, pero fue denunciado por su pareja.
7. Marta Peña: En octubre de 2013 en un paso bajo nivel frente a la cárcel Santiago I encontraron el cuerpo descuartizado de Marta Peña (31). Lo único que pudo usar la policía para identificar a la mujer fue un tatuaje vagamente visible. Si bien en un comienzo se pensó que había un hombre involucrado en el hecho y se trataba de un crimen pasional, en 2014 se descubrió que en realidad se trató de un homicidio por encargo debido a un problema entre narcotraficantes.
8. Bastián Bravo: Entre 60 y 70 días llevaba de fallecido el joven de 20 años cuando fue encontrado en la cuesta Lo Prado en enero de 2014. Si bien las primeras pericias determinaron que no había participación de terceros en su muerte y cerraron el caso.
Sin embargo, hasta el día de hoy se sigue indagando el abuso sexual contra la hermana menor de Bravo, que habría sido realizado por su papá, quien según pruebas de ADN no sería su padre biológico.
9. Giovanni Salcedo: En un edificio ubicado en calle General Mackenna, en Santiago, apareció el ciudadano colombiano Giovanni Salcedo (26) degollado en la cocina. El hallazgo lo realizó su padrastro el 14 de febrero de 2014 y las investigaciones determinaron que el asesino había ido varias veces al inmueble, dando varios rut y nombres falsos para identificarse. Incluso llegó junto a la víctima el día del homicidio, lo atacó en la puerta, lo arrastró hasta la cocina y se fue del lugar con un casco en la mano. Aún no se encuentra al responsable.
10. "La colombiana" descuartizada: Unos brazos y piernas son encontrados en el río Mapocho por parte de unos trabajadores el 6 de marzo de 2016. El macabro hallazgo da el paso a una loca carrera por encontrar el resto del cuerpo e identificar los tatuajes y pintura de uñas de las extremidades. Decenas de teorías, incluyendo trafico y prostitución, pasaron por la cabeza de los peritos de la PDI, pero un par de días después aparece el torso y la cabeza, dejando de lado la mayoría de las teorías investigativas.
Juliana Andrea Acevedo (21) llevaba 100 días en Chile junto a su pareja Edwin Vásquez (25) cuando una pelea por celos terminó a golpes y con el sujeto perdiendo la cabeza, asfixiándola con sus propias manos y cortándola en partes para ir a tirarla al río. El sujeto quedó detenido y los restos de la joven fueron enviados a Colombia.