Los 10 Enigmas del desastre

Finalizada la investigación del accidente a cargo del ministro en visita Juan Cristóbal Mera, los peritajes técnicos y las indagaciones al interior de la Fuerza Aérea de Chile apuntan a una cadena de errores humanos que desembocaron en la tragedia.

Pese a que está prácticamente determinada la verdad judicial de lo que ocurrió, la ausencia de testigos directos del desastre dejan abierta una serie de interrogantes que las víctimas se llevaron con ellas hasta el fondo del mar.

Asesorados por el abogado Alfredo Morgado, quien representa a familiares de las víctimas.

1-¿Quién decidió volar?

Según la investigación del ministro en visita Juan Cristóbal Mera, los diversos funcionarios de la Fach que declararon en el proceso han señalado que la última decisión de volar fue tomada por la teniente Carolina Fernández, comandante de la aeronave. Sin embargo, para los familiares de las víctimas esta afirmación se contradice con lo que es una institución jerarquizada, de funcionarios obedientes donde se  reciben órdenes, por lo que a los deudos les cuesta creer que ella finalmente dirimió emprender el vuelo.

2-¿Quién pilotaba el avión? 

De acuerdo a los estándares de vuelo, quien se encuentra sentado a la izquierda de la cabina es el piloto, que en el caso del avión siniestrado era el teniente Juan Pablo Mallea. El copiloto, a la derecha, es quien lleva las comunicaciones y quien se contacta con los operadores terrestres, labor que realizó la teniente Carolina Fernández. Pese a ello, como el Casa 212 es una nave de doble comando, en cualquier momento la teniente Fernández pudo haber tomado la conducción, ya que además era la comandante.

3-¿Pilotos tenían experiencia?

La teniente Carolina Fernández, de 26 años, y el teniente Juan Pablo Mallea, de 25, eran los jóvenes pilotos del Casa 212. Ambos uniformados no tenían más de 800 horas de vuelo cada uno y contaban con no más de 4 a 5 misiones al aeródromo de Juan Fernández. Según la investigación, su experiencia era infinitamente menor que la que poseen los pilotos comerciales que realizan viajes regularmente al archipiélago, lo que los habría hecho cometer el fatal error de cruzar el canal que separa Santa Clara de Robinson Crusoe a una altura de 650 pies, que equivale a menos de 197 metros.

4-¿Había combustible?

La investigación del ministro Mera estableció que el avión despegó con sobrepeso y que el vuelo tuvo viento frontal que frenaba su avance, lo que generó un mayor tiempo de viaje y lo que incidió en un mayor consumo de combustible. Pese a ello, de acuerdo a los informes periciales ambos motores estaban en funcionamiento al momento de estrellarse en el mar, lo que descartaría que el avión se haya quedado sin gasolina.  Pero si la posible escasez de este elemento y el eventual temor a quedar en pana en pleno vuelo obligó al piloto a tomar una decisión arriesgada aún es una interrogante.

5-¿Otros aviones aterrizaron?

Durante la tarde del desastre dos aeronaves civiles aterrizaron en la pista de Juan Fernández, el mismo 2 de septiembre que el Casa 212 no lo logró. El primer piloto civil pasó a unos 3 mil pies de altura sobre la zona del canal, mientras que el segundo, que no aterrizó en su primer intento por el viento cruzado, sí lo hizo tras un giro, pero evitando aquel canal. Quienes viajan frecuentemente saben que ahí se producen dos torbellinos contra rotatorios y vientos descendentes, que se disipan sobre los 1.300 pies, que es la altura máxima de los picos de Santa Clara.

6-¿Qué botó al avión?

Según establecieron los peritajes de la Junta de Investigación de Accidentes (JIA) de la Fach y la empresa Airbus, el avión cayó por el vuelo a baja altura a través del canal, la ausencia de procedimientos y protocolos preestablecidos para los pilotos y porque además la información meteorológica entregada a la tripulación no era concordante con lo que realmente ocurría en el archipiélago, lo que sumó una suma de errores que finalmente desencadenaron la tragedia.

7-¿Había informes del clima?

El informe de la JIA señala que a la tripulación del Casa 212 se le informó que no había más de 25 nudos de viento arrachado y cruzado en la pista, mientras que la Dirección Meteorológica indica que en realidad se alcanzaron los 37 nudos, y la Armada establece que llegaron hasta los 41. Los funcionarios de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) que informan a los pilotos estaban en la Bahía Cumberland, en el pueblo San Juan Bautista, a 10 kilómetros de la zona de la pista de aterrizaje. Ellos a su vez se informaban por lo que les indicaba el encargado de la pista, quien estaba contratado para el mantenimiento.

8-¿Existía protocolo de vuelo?

La investigación del ministro en visita fue categórica al señalar que la Fach no tenía protocolos ni procedimientos preestablecidos de vuelo a Juan Fernández, pese a que los viajes se realizan desde hace más de 10 años y su complejidad es conocida por los aviadores.

Debido a la inexistencia de protocolos, no se contaba con  circuitos de vuelo, mínimas de altura, zonas restringidas o formas de enfrentar la pista. Estos procedimientos se crearon tras la tragedia.

9-¿Hubo sobrevivencia?

Pese a la natural prudencia que adoptaron las autoridades tras el desastre, quienes no quisieron hablar de fallecidos hasta ubicar los cuerpos, los estudios de la JIA y Airbus determinaron que fue tal la magnitud del impacto en la colisión con el mar que todos los pasajeros murieron instantáneamente. Desde que la nave fue atrapada por el viento hasta que golpeó el mar no pasaron más de 3 a 5 segundos, por lo que la violencia de la caída no dejó ninguna posibilidad de que existiera un momento siquiera de sobrevida.

10-¿Quién responderá?

Terminada la investigación del ministro Mera y los peritajes técnicos, el juez deberá determinar las eventuales responsabilidades del accidente.  A juicio de los familiares de las víctimas, los altos mandos de la Fach deben responder por lo que consideran la ausencia absoluta de estándares mínimos de seguridad, los que de haber existido pudieron evitar la tragedia.

“Hay un sistema que falló. Hubo diversos errores humanos, omisiones, negligencias graves y repetidas, todas las que se sumaron en este resultado fatal”, recalcó el abogado Alfredo Morgado, quien enfatizó que “esto no es exclusivamente por causas de la naturaleza”.

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