Los beneficios de nadar para los tatas

Los "aquaman" y las "sirenitas" de la Tercera Edad tienen una serie de beneficios a la hora de practicar la natación, lo que hasta ellos mismos desconocen. Apréndalos y vaya de una a ponerse el traje de baño.

Para Inés Morales (82), la Tercera Edad sólo es una etiqueta que pone la sociedad para relegar a ciertas personas y que "se sientan acabadas o inútiles". Ella, lejos de ese prototipo de la abuelita que se dedica a tejer chalecos hasta para el perro con chip, se mantiene hasta más activa que en sus propios tiempos de juventud.

"Ya crié, ya trabajé, ya gasté mi tiempo valioso en hacer cosas por otros, hoy es mi momento", admite la jovial octogenaria, que se lo pasa de paseo en paseo, de zumba en aeróbica y de bailoteo en piscina. Y es justamente esto último, andar como pez en el agua, una de las cosas que más le gusta, sobre todo en esta época, donde el sol infernal hace casi una obligación buscar un refugio refrescante.

"Hay muchas opciones municipales, sobre todo para los que somos más viejos. Yo aprovecho todo eso, sobre todo por lo bien que me siento cada vez que entro a la piscina", admite doña Inés, que al menos una vez por semana se tira un chapuzón.

Y más allá de lo placentero, esa actividad es sumamente beneficiosa para el grupo etario con más velas en la torta. Así lo explica Yazna Gutiérrez, psicóloga y fundadora de Liv Up, empresa dedicada al cuidado de adultos mayores, quien cree que "muchos de ellos no participan en estas actividades por una sensación de inseguridad o porque no les gusta nadar".

Justamente para esos temerosos e incrédulos de la magia de la natación en la Tercera Edad, la profesional entrega un listado de beneficios físicos y psicológicos (ver recuadro) que los harán valorar mucho más esta posibilidad acuática.

No es llegar y tirarse. Pese a lo positiva que asoma esta disciplina para los tatas, Yazna Gutiérrez aclara que lo primordial es estar realmente apto para meterse al agüita, ojalá con el "free pass" de un especialista.

Además, apunta que "hay que informarse sobre la adecuada temperatura del agua, ya que si se excede en grados, puede provocar una deshidratación y, si alcanza valores inferiores, puede producir una hipotermia y generar otras enfermedades", remarca.

Tírese a la piscina sin mirar el carné

  • Estimula la circulación de la sangre, transportando más oxígeno al cerebro y a todo el organismo.
  • Mejora la respiración y fortalece los pulmones, ya que son trabajos de esfuerzo moderado, pero continuo.
  • Previene algunas enfermedades musculares, motrices y respiratorias (asmas o alergias).
  • Aumenta la sensación de bienestar y de energía, fomentando la autoconfianza.
  • Mantiene la movilidad en las articulaciones, reduciendo dolores como la artritis y conservando la fortaleza y flexibilidad.
  • Incrementa la coordinación y la resistencia.

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