Los secretos de la casita del terror de Dubois

Andrés Dubois llegó desde Francia a finales de 1800 con una misión: ser el ingeniero a cargo de las luminarias a gas público en el sector poniente de Santiago. En el viaje lo acompañó Rose Biravel, su esposa, junto a su pequeña hija. Una vida feliz que hizo que motivó al europeo a tomar la determinación de echar raíces en Chile.

Para 1904 compró una extensa zona entre las calles Mapocho y Ayuntamiento, donde comenzó la construcción de una hermosa casona siguiendo líneas de la arquitectura francesa. Recién para 1912, y con la familia creciendo, la residencia estuvo culminada. Pero justo antes de poder utilizarla, Dubois fue llamado al ejército de su país para colaborar en la primera guerra mundial.

Tras el fin de la guerra retorna a Chile con la esperanza de concretar su principal anhelo: ser padre de un varón. El matrimonio ya tenía tres hijas, pero concebir un niño se convirtió en una obsesión para el ingeniero.

Por eso mandó a colocar dos gárgolas fuera de la casona como símbolo de fertilidad. También utilizó magia blanca para conseguir su objetivo y no dudó en realizar otros tantos sahumerios. Cuando su esposa se embarazó, Dubois pensó que era la última oportunidad para ser feliz, pero algo salió mal.

Tras el nacimiento, la partera le informó al francés que su bebé efectivamente era un niño, pero venía con problemas de salud. El ingeniero no aguantó la intriga e ingresó a la pieza para ver a su hijo. Ahí se encontró con un pequeño con malformaciones y que apenas podría respirar. La desilusión lo llevo a la locura.

Tomó al niño del cuello dándole muerte ante los ojos de su madre. Dubois enterró el cuerpo en el patio, mientras su esposa, apesadumbrada por lo sucedido, decidió colgarse y terminar con su vida. Tras ver esta imagen, el ingeniero se volvió loco y vivió sus últimos días sin cordura.

Al tiempo la casona fue traspasada a otra familia, pero el lugar comenzó a ser relacionado con la mala suerte. En la esquina de Mapocho con Ayuntamiento los accidentes comenzaron a ser habituales, pero dentro de la casa ocurrían cosas más terroríficas.

El llanto constante de un niño por varios rincones de la casa fue el primer atisbo de que el lugar guardaba una energía especial. También aparecían diferentes sombras merodeando el espacio, otros hablan de seres furiosos por las presencias femeninas, actuando con violencia, lanzando cosas y agotando las energías de quienes ingresaban al lugar.

SUPUESTO TESORO

Un supuesto tesoro de Dubois también estaría escondido en los alrededores de la casona. Estas almas en pena serían los guardianes del botín que aún sigue sin ser hallado.

A tanto llegó la popularidad de este lugar que incluso se utilizó para la grabación de la teleserie "Tic-Tac" de TVN en 1996. El sitio fue llamado "La casita del terror", y allí transcurría gran parte de la trama protagonizada por Leonor Varela.

La casa de los Dubois fue restaurada por última vez en 2007 por la municipalidad de Quinta Normal, que convirtió el inmueble en un centro cultural para la comunidad, aunque sin olvidar el tétrico pasado de la casona: cada 31 de octubre se siguen realizando actividades vinculadas al inframundo.

La familia Dubois debió cargar con la maldición que terminó en locura, muerte y decepción, energías negativas que aún se sienten en el aire de la casona, que guarda detalles que quizás nunca serán contados.

COMPARTIR NOTA