Pequeños vendedores pudieron trabajar tras cinco meses de cuarentena, aunque ven con desconfianza el nuevo escenario. "La gente lo tomó como chipe libre", aseguran.
Trabajadores de Meiggs: "La crisis era insostenible
"Hablemos, pero que sea corto, porque espero vender harto". Con esta frase nos recibe Arturo Morales, vendedor del barrio Meiggs, uno de los más populares de la Región Metropolitana y famoso por aglomerar a mucha gente en vísperas del ingreso a clases y festividades masivas como Navidad. Sin embargo, la crisis sanitaria transformó al barrio en cementerio de locales cerrados. Eso hasta ayer, donde al fin volvió la venta masiva.
"Ha sido complicado sobrevivir en los últimos meses, muchos colegas están en la bancarrota, era ahora o nunca. La situación en Meiggs era insostenible", comenta el hombre, mientras termina de instalar su mercadería que incluyes útiles escolares y juguetes, y que estuvo guardada por casi cinco meses.
"Lo que queremos es volver a una normalidad y comenzar con nuestro negocio, pero por ahora nos debemos cuidar, y cuidar a los clientes. Usamos todo lo que nos piden, alcohol gel y mascarillas, pero también vitrinas especiales", comenta.
Vendedor de la Constitución teme volver a la cuarentena
El jueves 20 de febrero, Sergio Venegas vendió el último libro con la Constitución de la República. El estallido social y el anuncio de un plebiscito hicieron que la ley se vendiera como pan caliente y su negocio comenzó a sobresalir. Sin embargo, la expansión del coronavirus obligó al hombre a guardar sus libros, salir del centro y comenzar con la venta por Internet. "Siempre he sido ordenado con las platas, así que en los últimos seis meses compré lo justo y necesario, pero ha sido complicado para todos los que vendemos en el centro de Santiago", comenta don Sergio.
El vendedor de la Constitución asegura que volver al trabajo es una excelente noticia, pero ve con desconfianza, y algo de amargura, la gran cantidad de gente que se dejó caer en el Paseo Ahumada el primer día de "transición."
"Estoy decepcionado porque la gente salió como chipe libre y solo puede empeorar. Ojalá se estabilice, pero si sigue esta cantidad de gente en la calle vamos a volver a cuarentena", asegura.
Histórico kiosco abrió después de cinco meses de agonía
A las 7 de la mañana, y cuando el termómetro apenas superaba los cero grados en la Región Metropolitana, Patricia Flores, le subió la cortina a su kiosco para comenzar a vender. Pasaron justo cinco meses desde el último día que pudo vender un diario, por lo mismo reconoce que la ansiedad por volver al trabajo la tenía con dolores de cabeza.
"Estaba desesperada, si no era por la familia que me apoyó, hubiera sido más complejo, pero no todos cuentan con la misma ayuda. Tengo la suerte de vivir en Santiago centro y pude abrir", comenta la mujer, cuyo kiosco, instalado en Paseo Ahumada con Agustina data desde hace 70 años y es uno de los pocos en funcionamiento en el sector, aunque no ha sido fácil rellenarlo con mercadería. "Ojalá pudiera pedir préstamos, pero no calificamos a nada como suplementeros. Postulé al crédito Fogape y me mandaron una linda carta del Banco Estado para decirme que no calificaba", sostuvo.
Lustrabotas: "Es bueno volver, pero hay que cuidarse el doble"
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17.08.2020 SANTIAGO CENTRO EN TRANSICION[/caption]
La calle Huérfanos es conocida por el trabajo de los lustrabotas, oficio tan antiguo como la ciudad misma, pero que en los últimos meses ha debido disminuir a cero su actividad en el centro. Sin embargo, con la "transición" varios puestos, con betún y sacabrillo, volvieron a instalarse en el lugar.
"La pega no es tanta como en otros tiempos y es bueno que se active, pero por ahora hay que cuidarse. Podemos trabajar, pero debemos ser responsables, porque esta pandemia aún no pasa", comenta Mario López, lustrabotas que ha hecho del centro su espacio de trabajo y al público su fuente de dinero. "Yo me cuido mucho cuando atiendo a las personas, uso alcohol gel, guantes, mascarillas", sostuvo.