Fue su corazón apasionado y el gusto de conocer féminas a través de páginas de cita, lo que habría echado al agua a Gustavo Monsalve Villalobos (42), el vigilante del camión Brinks que el 9 de noviembre se hizo humo con 60 palos.
Según su propia confesión, el día del robo se puso ropa de civil bajo el uniforme y aprovechó un descuido de sus compañeros para poner los millones en su mochila, mientras sus compañeros almorzaban en una picá de Cerrillos, explicó el subprefecto de la Biro Occidente, Cristían Guzmán.
El guardia no se bajó porque le dolía la guatita, según le chamulló a sus colegas. Cuando cachó que estaba todo seguro se bajó, tomó una micro, luego un taxi que lo dejó en la 5 Sur, a la altura de San Bernardo y de ahí agarró un bus derechito a Talca. ¡Corta!
Según el subprefecto, el ''segurito'' no quería perder un minuto porque allá se encontraba su última conquista de la página de citas Badoo, una comerciante de 32 años con quien mantenía un idilio virtual desde hacía un mes.
Los polis contaron que Monsalves es casado dos veces y tiene cinco hijos de tres mujeres direfentes, pero alegó que hace rato que estaba achacado porque tenía problemas con su actual esposa con quien vivía en San Bernardo junto a la más pequeña de sus retoños.
Por eso, ''cuando vi la oportunidad, lo planifiqué y lo hice'', fue la explicación que habría dado a los PDI respecto al robo en su traslado a la capital desde el Maule.
El ex vigilante se habría alojado los primeros días en una pensión, luego en un apart hotel y el viernes pasado arrendó un departamento. ''Dijo que venía del norte y que seguramente no sabría mucho de él'', contó a La Cuarta la dueña del inmueble, Daniela Bravo.
Bravo agregó que el jueves le entregó las llaves y éste le pagó un año por adelantado. Exactamente $3 millones de pesos..
La PDI informó que en la detención lograron recuperar $23 millones en efectivo, más ocho palos en muebles y otros artículos como un saxofón. Del resto no se sabe, pero se presume que se los gastó en comida y en mujeres que contrató a domicilio tanto en el hotel como en el departamento.
El detenido, que pidió perdón a su familia por lo que hizo, ya había sido aprehendido el año 2005 por giro doloso de cheque y apropiación indebida, informó el subprefecto.
Pidió un sánguche y se lo fueron a dejar los polis
Monsalves pidió al local Maxi Bajón un churrasco italiano, el lunes, tipín 19.30 horas.
La PDI ya lo tenía cachado porque lo habían contactado a través de la página de citas y jurando que ya tenía otra conquista en el bolsillo, habría largado su ubicación exacta.
Sin embargo, la policía civil buscaba la forma más segura de arrestarlo porque, según sus redes sociales, es un tipo depresivo y estaba armado.
Los polis interceptaron al repartidor, le pidieron el sánguche y así lograron entrar al depa sin dolor.