Hace ya más de dos años, el periodista deportiva había ido a comer con sus padres a un restorán. Lo que era una bonita velada, terminó de la peor manera.
“Lo que era un recuerdo muy grato, terminó siendo un momento de los más difíciles de nuestra vida”, contó el periodista Fernando Solabarrieta sobre un duro momento que vivió la noche del 14 de mayo del 2019, en la calle Luis Thayer Ojeda, comuna de Providencia.
Desde que se mudó desde su ciudad natal, Puerto Natales, el comunicador ve poco seguidos a sus padres, Ciro y Margarita, por lo que cada instancia de reencuentro resulta especial.
Los tres habían ido a comer a un restorán en Vitacura. Luego, el propio Solabarrieta llevó de regreso a sus padres al departamento donde dormirían en la capital.
Después, el asaltó duró solo un minuto, según consignó Modus Operandi. El periodista estacionó por un momento su BMW, auto que quedó detenido con el motor encendido.
Sin embargo, de pronto, fueron abordados por tres delincuentes los que se acercaron a ellos, uno para reducir al periodista y otros dos que fueron contra sus padres.
En un principio, Solabarrieta creyó que se trataba de una broma. “Veo a alguien parado al lado de mi puerta amenazándome y pensé que era un amigo, de hecho, traté de asociarlo a algún amigo flaco, alto; en fin, que eran las características de esta persona”, recordó.
“No logras reaccionar, y cuando ya quieres hacerlo es demasiado tarde”, detalló.
En eso, lo sacaron “muy violentamente” de su auto, mientras que con sus padres fueron menos agresivos.
“Después de eso se produce, no un forcejeo, sino que una intención de ellos de reducirme y ahí es donde me pegan un punzazo en la pierna”, relató. “Ahí quedé en el piso y mi mamá comienza a gritar”.
Ahí el delincuente quedó con campo libre para salir en reversa, “y en ese instante mi mamá da la vuelta para verme y es cuando este tipo da marcha atrás y la pasa a llevar”, contó. “La roza con el auto y le provoca la caída”.
Un recuerdo perdido
Claro, sus papás ya tenían alrededor de 75 años, por lo que en ese momento eran la mayor preocupación de Solabarrieta. “Esa sensación yo la recuerdo, como de impotencia y de miedo de no saber que estaba pasando con tu mamá y con tu papá”, detalló.
Tras el dramático momento, los delincuentes huyeron en el BMW robado y en el Kia rojo en que se movilizaban.
Al ver que sus padres se encontraban en buen estado, rápidamente se dio cuenta que le habían robado un importante recuerdo: un reloj.
“Era muy importante para mí”, explicó. “No tiene valor económico, era un valor de cariño, de amor, del legado de mi abuelo”. Es más, en el momento trató de proteger el reloj, “que me fue imposible”.
Abraham Chelech era su abuelo materno y había comprado el objeto en la década de los 60, el cual cuidaba como una reliquia.
“Todo lo material se puede recuperar, pero lo único que me quedó como dolor fue el perder algo que ya no voy a recuperar más”, agregó. “Pero el recuerdo de mi abuelo va a estar acá”, dijo apuntando hacia su corazón.
Ahora, a dos años del suceso, reflexionó en el citado programa: “La sensación de que la inseguridad está presente de forma permanente, no importa dónde vayas, dónde estés, qué te puede pasar”.
Además, remató: “Hay un peligro que yo siento, en la sociedad chilena, se está transformando lamentablemente en una costumbre”.