Los detalles que no sabías de la final que Colo Colo perdió el 2008

Colo Colo está dando pasos grandes para alcanzar su tan ansiada estrella número 30 en medio de una serie de acusaciones y sapeos de posibles nexos entre los dirigentes albos y la Garra Blanca, que le podrían costar un duro castigo y la pérdida de 10 puntos que lo sacarían de la puntita del Torneo de Clausura.

Un duro golpe para el Cacique, que ha sufrido lo indecible estos últimos años para lograr el título. Corona que bien pudo haberse asegurado antes si es que el Popular hubiera alcanzado el título del Apertura 2008, en una final que increíblemente perdió ante el Everton del "Pelado", Nelson Acosta, Ezequiel Miralles, Johnny Herrera y Jaime Riveros, y que hasta el día de hoy le arde en el orgullo a los alboadictos como un ají en el intestino.

Y es que no es fácil perder un título después de haber ganado 2-0 en la primera definición y terminar empatado a cerapio al finalizar el primer tiempo. O sea, a 45 minutos de tocar el cielo. Pero pasó. Y feo, porque el Colo Colo de Fernando Astengo, el deté que agarró el fierrito caliente de suceder al "Bichi" Borghi en la banca del Cacique, se tuvo que comer las xuxadas de los enfurecidos hinchas albos que no cacharon cómo se les pudo haber escapado ese título.

Ya han pasado seis años de aquel traumático episodio y el "León" Astengo de a poquito ha ido desclasificando la "interna" del plantel que se pegó flor de porrazo en el Sausalito, aquella tarde noche del 3 de junio de 2008.

Como lo hizo este mediodía en entrevista con los ágiles de Radio Sport Chile, a quienes les reconoció que desde el viaje de Santiago a Viña del Mar, cachó que la mano se venía difícil para el Cacique.

"Hay varias cosas que decir de ese partido. Yo hablé con el plantel lo mismo que durante todo los playoffs, les dije que no tenían que confiarse porque estos resultados (ganaron 2-0 en la ida) son engañosos", sapeó Astengo en el programa deportivo, quien reconoce que sus peloteros andaban en otra por atados con los dirigentes.

"Hubo temas que (los hinchas) no sabían (...) los premios, en los tiempos en que estaba Borghi, se acordaban muy sobre el final de los torneos, pero en esta final no se acordaron (...) hubo mucha molestia del plantel", dijo el deté, quien trató de revertir la situación.

"Yo sentí que ellos estaban en otra cosa, con la cabeza en otro lado (...) cuando uno es jugador y luego entrenador se da cuenta de estas cosas, porque yo sabía que estaban fuera del partido (...) hasta unos folclorismos les grité en el entretiempo, pero no hubo caso, los jugadores estaban en otra", explicó el deté, quien fue testigo de un camarín tan prendido que hasta combos se ofrecieron entre algunos peloteros.

¿Y cuándo cachó que la mano venía chueca? "Cuando íbamos en el bus hacia Viña escuché a varios jugadores que decian que si llegaban a ser campeones, muchos de ellos no iban a ir a la cena de celebración como una forma de protestar en contra de los dirigentes. Ahí me di cuenta de lo que pasaba", finalizó.

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