"Los Guatones" partieron desde abajo: De vendedores callejeros de falopa a zares del narcotráfico

Sergio Arturo y Víctor Manuel Carte Rivas se criaron en las poblaciones bravas del sector sur de Santiago y tras vender motes en la calle se independizaron y formaron su propia banda: "Los Guatones".

Los hermanos Carte son choros de verdad, de esos que disparan altiro, y tenían cualquier mano para comprar droga en Perú. El narco-negocio les permitió convertirse en la banda más poderosa de la capital y también en la más acaudalada. La policía les incautó vehículos de lujo, armas y propiedades avaluadas en 1.000 millones de pesos. Incluso se dieron el lujo de levantar un muro de billetes en una de las mansiones que tenían en la comuna de Freire, en la Región de La Araucanía. En la construcción se les fueron 10 millones de pesos en billetes de una y dos lucas.

Sergio Carte compraba la droga a un traficante peruano conocido como "Guatón Chicho". El trato telefónico era que los burreros ponían la cocaína en Arica o Iquique y los gomas del grupo la iban a pagar allá y luego la trasladaban a la capital.

Además de cancelar los cargamentos, movían a sus "correos humanos" en avión, los alojaban en hoteles y financiaban a los mecánicos que acondicionaban los vehículos para caletear la mandanga, "Monsieur" y el "Gato Cósmico".

El encargado de poner el billete, según la Fiscalía, era el dueño de la escuela de lenguaje "Bicentenario Cordillera", de La Pintana, Isaías Riquelme, "El Profesor".

Cuando le pedían plata para "la obra", éste llamaba al Banco Santander y pedía que le liberaran 2 ó 3 millones de pesos de sus Fondos Mutuos. "El Profesor" también se encargaba de inscribir casas a su nombre y de que Sergio y Víctor Carte aparecieran como trabajadores de su escuela.

Con los formularios de AFP y las liquidaciones de sueldo falsas, Sergio Carte se presentó en el BCI como administrador de empresas y jefe de producción y abrió una cuenta corriente con línea y tarjeta de crédito. Con la documentación julera acreditó un sueldo imponible de un millón de pesos.

UN REGIMIENTO

Llamó la atención que entre los integrantes del grupo figurara el preso Reinaldo Navarro. Mientras cumplía condena por robo con intimidación, el "mueblista" se encargó de reclutar clientes y transportistas. Salió de la cana el 13 de junio último, pero el domingo pasado volvió a encanar. Junto a él cayó su esposa, Celsa Lobos, cuya pega era mandarles giros a quienes iban a buscar falopa al norte.

Los "enviados" a recoger la droga eran Fernando Vargas, Abel Rozas, José Grandón y Marcelo Carte, quien incluso viajó a Lima.

A los transportistas, palos blancos, mecánicos, recaudadores y financistas se unió luego Fernando Tapia, educador nocturno en el reformatorio "Tiempo Joven" del Servicio Nacional de Menores (Sename).

Los propios "Guatones" dijeron a la policía que una vez le pasaron un kilo de coca para que lo moviera y lo vendió altiro. Por lo mismo, "El Feña" dejó de lado sus estudios de perito criminalístico y se dedicó a distribuir droga por kilos entre microtraficantes. También se encargó de conseguir armamento y documentos falsos, principalmente licencias de conducir clase A, para los pericos con antecedentes penales.

En la casa de sus abuelos, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, los detectives hallaron pistolas, balas y una subametralladora MAC-10, y en otra casa que tiene en El Bosque le pillaron 208 gramos de diosa blanca en polvo y roca.

Carlos Godoy S.

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