Los malditos celos de la mamá "Rojo"

Segura de que su esposo Pablo la engañaba, Jeannette Hernández Castro se quiso vengar de la peor forma: intentó asesinar a sus dos hijos un martillo. Esteban, de 8 años, no resistió el ataque, mientras que Pablo, de 16, quedó con secuelas de por vida.

Los celos atormentaban a Jeannette Antonieta Hernández Castro. No porque su marido, Pablo Rojo, fuera una especie de Brad Pitt en villa La Capilla, de Puente Alto. Estaba lejos de eso el hombre. Simplemente la mujer había normalizado el dudar de cualquier fémina que se acercara a su pareja, quien, por su lado, era bastante amistoso.

La mayoría de las veces sus teorías eran tiros al aire, pero en esta ocasión estaba segura de que Pablo, a quien siempre se preocupó de tener cortito, estaba "sintiendo cosas" por Miriam Duarte, una cantante apodada "La Rancherita", que desde fines del 2007 comenzó a ser apoyada por Rojo, un aficionado a la música en sus tiempos libres.

Acaba de caer la noche del 17 de enero de 2008 y Jeannette camina con total normalidad junto a su marido rumbo a casa, donde los esperan sus dos hijos, Pablo de 16 años y Esteban de 8, quienes se deben cuidar solitos mientras sus papis trabajan. Como era habitual, "Pablo padre" había pasado a buscar a su mujer a un caracol de calle Puente, donde trabajaba como peluquera.

El crimen

Al llegar al hogar el drama es total. Apenas traspasan el umbral de la puerta, la mujer grita al ver a su primogénito cubierto de sangre sobre el sillón del living. El joven había recibido un golpe en la cabeza con un objeto contundente, pero aún esta vivo, porque mueve una de sus piernas sin cesar. Al verlo, su padre sale corriendo a buscar ayuda.

En cuestión de segundos, los vecinos de los Rojo Hernández se suman para prestar apoyo en medio del drama, mientras los progenitores recuerdan a Esteban, el menor, a quien corren a ver desesperados al segundo piso de la casa.

En la pieza del niño el panorama es desolador. Su cuerpo reposa inerte entre su cama y la de su hermano. También ha sido golpeado, al parecer con un martillo, justo cuando intentaba buscar refugio debajo del armatoste. A diferencia de su hermano, el pequeño no pudo resistir el ataque. En shock, ambos padres lloran desconsolados.

Misterio. Como era de esperar, el hecho se convierte en el tema policial del verano. Pablito logra sobrevivir, pero con serias consecuencias motoras y neuronales. No recuerda nada sobre el ataque, caratulado como "robo con homicidio" pues el asesino se llevó 50 lucas del hogar.

Durante largos meses, los rostros de Pablo y Jeannette se hacen comunes en la televisión, contando su versión de los hechos, en busca de que la policía encuentre a los culpables. Ya han pasado 9 sospechosos y hasta un capítulo especial del programa "Enigma" (TVN) mostrando teorías sobre un supuesto autor, cuando un año después del asesinato los investigadores sorprenden al llevarse detenida a la mismísima madre de los chiquillos, la que más pistas sueltas les había entregado.

Las continuas contradicciones expresadas en los diferentes relatos de la mujer ya la tenían en la mira de la PDI, cuyo personal, tras confrontar los estudios forenses con sus investigaciones, lograron situar a Jeannette Hernández en el lugar de los hechos a la hora de los ataques.

Es que pese a que los padres llegaron pasadas las 21 horas a su casa, el asesinato había ocurrido temprano y no durante la tarde. De hecho, poco después de que los niños tomaran desayuno, a eso de la 11 de la mañana. En aquella jornada, Jeannette debía abrir la peluquería durante la franja matinal, pero recién llegó a eso de las 14.30 horas al local, con coartadas que siempre fue cambiando.

Finalmente la fiscalía acusó a la mujer de sufrir el Síndrome de Medea, es decir, que en su celopatía decidió castigar al padre urdiendo un plan para matar a los hijos, manteniendo una estricta actitud de víctima ante el resto de las personas. Aunque ella siempre lo negó, el año 2010 fue condenada a cadena perpetua. Sin embargo, la Corte de Apelaciones rebajó su estadía tras las rejas a 20 años por la muerte de Esteban y 12 años más por las brutales lesiones a Pablo, quien resistió más de 10 horas sangrando sobre el sofá.

Con el paso de los años, Pablo Rojo Hernández logró volver a caminar y se expresa con dificultad. Luego de tener varios encontrones con su padre, terminó viviendo junto a su abuelo y perdonando a su madre, a quien visita periódicamente en el Centro de Orientación Femenina.

Por su parte, Pablo Rojo padre se quedó viviendo en la misma casa de la tragedia. Aunque durante el año de investigaciones siempre defendió a su mujer, el peso de los hechos fueron más fuertes y perdió todo contacto con ella. Curiosamente rehízo su vida junto a quien habría provocado los celos de su ex, la cantante Miriam Duarte, con quien vive en el "ex hogar" de villa La Capilla.

Temas Relacionados

COMPARTIR NOTA