Organización otorga segunda oportunidad a ejemplares de esta raza, abandonados por sus dueños o incautados judicialmente por peleas clandestinas u otros ilícitos
En 2008, la periodista Andrea Cazés paseaba junto a su hijo recién nacido por Vitacura cuando encontró a un perro de raza Pitbull abandonado en la esquina de Gerónimo de Alderete con Kennedy. Ese instante cambió su vida: ambos cruzaron miradas, no hubo necesidad de palabras ni ladridos. Lo bautizó como "Rocky".
"Era delicioso, amoroso y como no tenía idea de perros, no tenía prejuicios. Me empezó a seguir, así que le amarré un pañuelo azul a su collar y me lo llevé a casa", así comenzó su dedicación por esta raza, temida por su fiereza y amada por los narcos.
Rescató a otros ejemplares, los rehabilitó para luego regalarlos. Decidió dar un paso adelante, se asoció con Rodrigo Aguirre, adiestrador y conductista canino, y Soledad Elgueta, adiestradora y monitora de agility (carrera canina de obstáculos), y crearon "Fight 4 Pits", en vías de convertirse en una ONG.
Entre los perros que rehabilitan se encuentran los que son usados en peleas callejeras, maltratados o abandonados y los que son incautados en procedimientos judiciales por maltrato animal, peleas clandestinas u otros ilícitos. "No nos interesa de dónde hayan venido, lo que nos importa es el animal y su rehabilitación", señala Andrea.
¿Y cómo lo hacen? Muy simple: las redes sociales. "Hace una semana recuperamos a un perro que sufría maltratos por su dueño en Peñaflor. Una persona lo denunció y se fue preso, entonces el perro quedó incautado y lo pedimos para rehabilitarlo", explica Cazés.
¿Perro problema?
Existe mucha desinformación y tienen mala fama. Para Juan Vallejos, fundador del emprendimiento "Razas asombrosas", el perro Pitbull "es súper noble y está estigmatizado. Necesita gastar mucha energía. Hay que salir con él para ejercicios, adiestramiento o agility, pero cuando no se le da el cuidado y educación correcta puede tener problemas de conducta".
A esa misma conclusión llegó Robinson Moraga, dueño del criadero "Corleone Bulls", quien conoce de memoria el comportamiento y la genética de la raza. "El único 'problema' es que tienen mucha energía, no tienen límites, son súper atletas. Hay que tenerlos con la mente ocupada, hacerle ejercicios, en lo posible, o salir a trotar",
Rehabilitación
El equipo "Fight 4 Pits" (Lucha por los Pitbull) tiene su sede en las afueras de Santiago, donde realizan trabajos para tener ocho caniles con todas las medidas de seguridad. Poseen dos patios de juegos, rutina de agility, un veterinario y otros tres expertos en conducta canina. Son siete personas destinadas al rescate, rehabilitación y entrega en adopción de estos ejemplares.
Su objetivo no es convertirse en un refugio o centro de acopio de perros. "En el minuto que entreguemos a un perro, se abrirá un cupo. La idea es dedicarles el tiempo que merecen dependiendo de sus necesidades", dice Andrea.
El trabajo realizado les valió ser una de las 44 organizaciones favorecidas por fondos concursables del programa "Mascota protegida" que entrega el Gobierno a través de la Subdere, bajo el apadrinamiento de la Fundación ABA.
"Ellos juegan un rol fundamental en la educación ciudadana y en la difusión de la responsabilidad que implica tener una mascota", explica el subsecretario Felipe Salaberry.
La labor que hace el equipo "Fight 4 Pits" es por amor a estos animales y no tiene remuneración. Quienes trabajan en eso, les da igual. Lo único que piden es ayuda para la mantención y alimentación de los canes. "El mundo está en deuda con ellos, porque gracias a la maldad se transformaron en lo que son", explica Cazés.
Renegados
El veterinario Erwin Flores explica que los American Pitbull Terrier son lobos, como todos los perros. Su linaje se obtuvo a partir de dos razas: el antiguo Bulldog Inglés y terriers. De allí nacieron los famosos perros "half & half (mitad y mitad)", donde también figura el American Staffordshire Terrier (Amstaff) y muchos más. Se buscaba la fortaleza y tenacidad de un bulldog más la inteligencia y agilidad de un terrier.
El Amstaff tiene buena fama. El Pitbull, no. La culpa no es del can, sino que se convirtió en un renegado. El apego a su amo lo lleva a intentar agradarlo obedeciendo en todo. Destaca por su capacidad de pelea y nunca rendirse en un combate. Pero logra una conducta tranquila con una educación correcta.