Ponerle ají a la gestión chilena. Un poquito de malicia. Esa pillería tan propia de los chilenos. La llegada de Carlos González a la cabeza de McDonald’s Chile es un hito en 25 años. De hecho, es el primer compatriota en transformarse en el combo con más ketchup de la compañía. Antes de él fueron dos gringos y luego dos argentinos los gerentes generales. Desde 2011, el tiquitiquití la lleva en McDonald’s.
Nacido y criado en San Fernando, Colchagua, el corazón huaso de Chile, Carlos se unió a McDonald’s hace 15 años. Venía del mundo automotriz y llegó como gerente de operaciones.
Pero no se las llevó pelá. Antes de chantarse en un cómodo y blandito sillón tuvo que partir de abajo. ¿Cómo dice que dijo? Sí, partir desde lo más básico, como aprendiz o "crew".
Esta pega duró un año y, obvio, en ese momento fue el aprendiz mejor pagado de la compañía. Pero la idea era que nadie cachara. "Me decían que era un poco viejo como para estar haciendo lo que hacían lolos de 19 o 20 años", recuerda.
Durante ese año cocinó hamburguesas, limpió bandejas, atendió el lobby, limpió los baños, barrió las veredas, descargó camiones. Este entrenamiento lo llevó luego a entrenar aprendices, ser asistente del gerente, encargado de área, gerente de turno, gerente asistente y gerente de local. La idea era conocer el tejemaneje completito de la compañía. Así, cuando se sentó en su puesto, cachaba no sólo cómo atender, sino pa’ dónde iba la mano del gusto chileno.
"Fue un proceso muy enriquecedor", recuerda.
-No te la llevaste pelá…
-Cuando partí, tenía que usar uniforme y limpiar la zona frente al restaurant, barrer. Acá se le llama "parqueo". Era el local de calle Estado. Estaba barriendo y veo que vienen tres ejecutivos que yo había conocido de mi anterior empresa. Ellos me miraron con cara de qué te pasó, pobrecito. Me sentí incómodo, y me deshice en explicaciones: que era parte del proceso, de un entrenamiento para asumir el cargo. Pero fue un cable a tierra, un aterrizaje. ¿Qué tiene de malo hacer este trabajo? Nada. Y ese episodio me hizo darme cuenta que no hay que dar explicaciones, todos los trabajos son importantes. Hace bien ver qué siente la gente, entenderla.
-¿Quemaste alguna hamburguesa?
-No, me quedaban exquisitas. Pero mi especialidad eran las tablas de producción, es decir ver cuánta gente va entrando y comenzar a producir. Pero tengo que confesar que cuando me ponían en la mesa de aderezo, me confundía, como por ejemplo ponía cebolla al que no necesitaba, o ponía mayonesa, pero no queso.
-Y si alguien te decía "quiero mi cuarto de libra ¡A-HO-RA!", ¿la picabas?
-La cocción demora unos 115 segundos, el tostado del pan unos 15 segundos, así que una hamburguesa estaba lista en dos minutos.
-¿Qué tal ser el primer chileno que se hace cargo del puesto más alto, ser el combo con más ketchup de la compañía?
-Un orgullo y un paso importante. Venía de 11 años de trabajar en operaciones, muy directamente con los dos últimos gerentes generales, conozco el negocio, sabía dónde tenemos que apuntar. Es un capital fuerte tener un chileno a cargo. Si yo hablo con un chileno de la marraqueta, todos sabemos de qué hablamos, pero a un extranjero es difícil explicarlo. Nosotros estuvimos mucho tiempo desconectados del público chileno. Esa conexión no solo tiene que ver con el producto, sino con involucrarse con la comunidad, ser cercanos, desarrollar proveedores locales.
-¿Y aplicaste pebre? ¿Cómo chilenizaste un producto tan gringo?
-Uno de los primeros golpes fue cuando lanzamos el "cuarto de libra italiano" que pegó muy fuerte. Incorporar la palta fue importante y nunca más salió la palta de los menús. Después vinieron los "sabores chilenos" y la llevan en McDonald's. Ahí están el "Angus ají-pebre al merquén" y las empanadas fritas de pino en el menú. También el sundae de huesillos o el de chirimoya-alegre. Ahora tenemos el "Angus chacarero". Y en el mundo, ningún otro McDonald's tiene incorporado esto.
-Ya poh, tírese la próxima sorpresa…
Queremos sacar una hamburguesa "a lo pobre", porque es parte de la idiosincrasia chilena. Hoy ya estamos haciendo el Chicken Deluxe que tiene cebolla grillada y ahora tenemos que ver cómo le incorporamos el huevo, hacer las pruebas, para poder avanzar hacia una hamburguesa a lo pobre. Pero no nos ponemos restricciones y nos ajustamos a lo que la gente quiere.
-Chuuuuu, ya me dio hambre. ¿Y cómo agarran los palos por la obesidad en Chilito?
-El trabajo que hemos hecho apunta a desmitificar creencias de la gente. Por ejemplo, nuestra carne es 100% carne, chilena, sin aditivos ni conservantes (Procarne); el pollo es 100% pechuga (Ariztía). Nosotros somos un estilo de comida para gente que no tiene tiempo para ir a la casa, que quiere tener variedad de productos, pero somos un país sanguchero. Pero no somos responsables de la obesidad. Informamos los componentes nutricionales de nuestros productos, sus calorías, nos hemos conectado con el deporte, tenemos una corrida de 5K, auspiciamos deportistas. Pero la gente se olvida que hay otros factores como el sedentarismo, se requiere hacer deporte y tener una vida balanceada.
-¿Tu combo favorito?
-El Big Mac. Es sabroso, rico, tiene todo, un tamaño justo y me encanta.
-¿Cuántos te mandas al mes?
-Dos.
-¿Y el menú favorito de los chilenos?
-El cuarto de libra. El episodio del "¡Quiero mi cuarto de libra ahora!", nos ayudó muchísimo. Y aunque el mito es que nosotros lo inventamos, no fue así. Hoy es el más pedido por los chilenos.
-Y ya que estamos en la onda Volver al Futuro, ¿cómo ves a la compañía en 25 años?
-Como una compañía que está acomodándose a las exigencias del consumidor. Esa conexión nos dará un impulso en el futuro. Nosotros hemos impuesto estándares en la industria, desarrollado a proveedores locales y la sociedad chilena se ha beneficiado de ello.