Para llegar a ser un sitio de paseo urbano, primero tuvo que pasar por varias manitos de gato. Este mes estuvo de cumple el espacio capitalino, fiel recinto de distracción para la barra pop.
Por eso, en La Cuarta retrocedimos en el tiempo y rescatamos los hitos que rodean la historia del lugar. Acá le contamos cinco papitas.
LA POLVORIENTA LLANURA DONDE SEMBRABAN VERDURAS
El parque, donde la barra acude en masa para el 18 de septiembre, no siempre fue un paseo de la capital. En el siglo XIX, era una llanura polvorienta que servía para sembrar verduras.
La gente le llamaba Pampilla y, aunque fuera puro tierral, igual llegaban hasta ahí para encumbrar volantines y zapatear la cueca en Fiestas Patrias.
Así lo pinta el cuadro del viajero franchute Enrique Charten, quien retrató al presidente José Joaquín Prieto llegando justo a la fiestoca dieciochera del pueblo.
EL CAMPO DE EJERCICIOS MILITARES SE CONVIRTIÓ EN EL PARQUE COUSIÑO
El historiador Simón Castillo, de la UAH, explicó que el actual parque público “se usaba como un campo de ejercicios militares, por eso hoy celebramos ahí la Parada Militar. Cerca de 1873 se transformó en el Parque Cousiño”.
Se lo bautizó con ese nombre porque fue el magnate Luis Cousiño el que donó el terreno y se escurrió con la idea de transformar el peladero, reemplazándolo con una laguna artificial, arbolitos y restaurantes. No alcanzó a ver su obra completa, ya que estiró la chala por culpa de la tuberculosis.
EN 30 AÑOS NO REGARON NI UNA PLANTITA, PERO FUE RECUPERADO...
En un comienzo, el parque urbano era utilizado por las clases top de Santiago, quienes vivían en casonas del barrio Dieciocho. En el lugar se practicaban deportes como béisbol y ciclismo, además de paseos románticos en la laguna. A mediados de 1920, la población empieza a crecer y los ricos se van a vivir a lo alto de la capital. Décadas más tarde, el prado sufre un abandono hasta que el gobierno de Salvador Allende lo recupera como espacio público.
“En 30 años no se había regado ningún arbolito. En la noche, el parque era guarida de delincuentes y drogadictos”, contó el arquitecto Miguel Lawner, quien en 1971 se encargó de remodelar el sitio.
“Se plantaron veinte mil especies, se recuperó y se amplió la laguna, además se construyó el pueblito con restoranes especializados en comida chilena”, agrega Lawner.
En 1972, durante la Parada Militar, el paseo fue reinagurado con el nombre de “Parque O´Higgins”.
TOLE TOLE EN LA VISITA DE JUAN PABLO II
Además de reunirse con los fieles y marcar un hito en la historia del país, la única vez que Juan Pablo II vino a Chile, quedó la escoba. Su visita, realizada entre el 1 y el 6 de abril de 1987, coincidió con las protestas sociales.
La tarde del viernes 3, el Papa llegó hasta el Parque O`Higgins para celebrar la beatificación de Sor Teresa de Los Andes. La ceremonia fue interrumpida cuando Carabineros se agarró con los manifestantes. Entonces, para calmar los ánimos de la barra y lograr la reconciliación, el jefe de la Iglesia Católica ni se inmutó y lanzó la frase: “el amor es más fuerte”.
¿Y QUÉ PASÓ CON EL CLÁSICO PUEBLITO, AH?
El mítico pueblito del Parque O’Higgins, donde iba a pasear la familia ha sido reemplazado por otras extensiones. Con la remodelación de 2009, desaparecieron restoranes y museos alternativos de ciencia, como el de Nibaldo Reyes.
Este hombre, fanático de los reptiles, exponía especies de animales en el lugar. “Es lamentable lo que hicieron, el pueblito era un lugar familiar, si uno va ahora al parque, se ve todo reducido”, se queja Reyes.
Otro que echa de menos este mítico paseo es el arquitecto Miguel Lawner. “Es pésimo que esas instalaciones hayan desaparecido”, critica. En tanto, el historiador Simón Castillo considera que estas manitos de gato son cosas de la modernidad. Con el tiempo, el pueblito fue perdiendo su idea y el espacio se fue desgastando (…) había que hacer renovaciones necesarias”.