Lucha libre es pasión de cabrería

Domingo. Seis de la tarde. Ni el frío que cala los huesos impide que un millar de fanas de la lucha libre replete el Club México. El público está hambriento de acción y exige a los gladiadores sus mejores paipazos, llaves de cachetes y vuelos sobre la lona. Éstos no arrugan y se sacan la cresta para dejarlos a todos felices.

No hay caso. Donde hay un candado chino o una ensalada de patadas en el ring, está el grupo de amigos "Los Fanáticos". Los cabros van a todos los eventos de coscachos de la Federación Revolución Lucha Libre (RLL), que hace 5 años arma cuática en distintos cuadriláteros del país. Cuando hay rosca en Talagante, Santiago, Valpo o La Serena, la manga llega un día antes y es la última que se va. "Hace 4 años que los seguimos a todos lados. También en Facebook y Twitter. Más que una pasión es un sentimiento. Yo vivo y muero por la RLL", dice Paco.

El productor de la RLL, Pato Hado, recuerda que en un inicio sólo se veía a ñoños pegados a la tele con la lucha gringa de la WWE, pero los públicos se han ampliado a medida que se dan cuenta de que sus luchas son buenas y no mulas. "Se deja todo en el ring. Somos más deporte y circo que espectáculo, más escuela mexicana que gringa. Por eso se ha sumado más público".

Otra manga es la barra de "Los Rudos", un piño de metaleros que disfrutan el rock pesado y del cachacascán con luchadores como "Mákina", "Engranaje" y el "Payaso Krusty". Sentados en la galucha animan a sus peleadores para que se den papes de verdad.

Desde que el show "Guerra de Titanes" se presenta en los malls se han sumado hasta reggaetoneros a la fanaticada. Un piño de pokemones y lolas de Pudahuel, Cerro Navia y Pedro Aguirre Cerda se vuelve loco cuando su ídolo "Kid Boy" sube al ring de tres cuerdas a repartir aletazos. "Hay algunos muy bonitos. Pelean y bailan bien", dice Belén Ortega (14).

Los familiones también se entretienen con los mahuachis, ya que muchos padres que disfrutaron a todo cornete con "La Momia", "El Zorro" y "Míster Chile" en "Los Titanes del Ring" a fines de los 70 ahora traen a sus hijos para que disfruten de los charchazos modernos.

La próxima mocha en el Club México está programada para el Día del Niño, el domingo 8 de agosto. El domingo 22 volverá a haber acción en el mismo escenario y se espera que a fines del mes de los gatos se presenten los "Titanes del Rock" en el Teatro Novedades.

EL ABOLLADO MÁKINA SE GANÓ LAS ESCALOPAS

Son las 22.30 y la fiesta ha terminado. Luego de cuatro potentes mochas de más de 40 minutos cada una, los más de 30 gladiadores de Revolución Lucha Libre (RLL) están molidos y exhaustos.

La gallada comienza a abandonar el recinto para retornar a casa - la mayoría vive a más de una hora del Centro de Santiago-, los organizadores, con sus propias manos, desarman el ring y apagan las luces. El show ha terminado y tras el escenario algunos luchadores se tiran jadeantes al suelo para descansar.

Mákina (en la foto) es atendido por los paramédicos. Resultó con un tajo en uno de sus dedos: "Son gajes del oficio. Fue una gran noche. Ahora una buena ducha y a descansar, para volver a entrenar por la mañana".

Árbitros, guardias, vendedores de artículos y los propios luchadores están satisfechos. Todos pudieron ganarse los porotos y mantuvieron más viva que nunca la pasión por la lucha libre.

ÚLTIMO CHINGÓN GOZÓ CON PISCO SOUR

No para desde enero. Llegó a Chile desde Barcelona y se quedó un día. Antes estuvo en El Líbano, Kuwait, Bélgica y Francia. Pese a ello "El Último Chingón" mostró más pilas que el conejito Duracell. El maestro azteca de la llave "chingonométrica" enfrentó a tres luchadores chilenos y luego firmó autógrafos como contratado. Pero aprovechó tan bien el tiempo, que comió, chupó y visitó el monumento a Condorito. "Me comí un mariscal y tomé pisco sour. Mi estilo popular es puro wachachá, igual que el de mis amigos de La Cuarta".

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