Luis perdió las manos en el socavón

Luis Moya (63) se instaló al lado de la mina San José en la mañana del viernes y de ahí nadie lo ha movido. Y nadie lo hará, dice, hasta que encuentren a su sobrino Carlos Burgueño, de 25 años.

A pesar de la incertidumbre, el veterano no se ve inquieto, pues sabe lo que están viviendo los mineros atrapados: Por 20 años trabajó en el mismo yacimiento.

"Trabajé en la mina antigua, a la que se entraba por el otro lado", contó el hombrón, que perdió sus dos manos (no quiso detallar cómo) laburando en la mina. "A nosotros nunca nos pasó nada de esto", remató, escueto.

Antes, la San José tenía otro ingreso, por eso Moya habla de "la mina vieja", que se cerró cuando se le extrajo todo el mineral.

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