El 19 de febrero, Francisco Yáñez (22) invitó por Twitter a Andrónico Luksic a tomar once a su casa, sin pensar que horas más tarde el magnate aceptaría su propuesta.

La cita no pudo ser en el verano por un tema de logística. ¿Qué pasó? El "Guatón", como se hace llamar en Twitter, le avisó al empresario que estaban enchulando su palacete y que la cita tendría que esperar.

Luksic, en tanto, no se hizo dramas y se pusieron en contacto de manera interna para el encuentro, que finalmente se cumplió la tarde de ayer, en la Villa Portales, en Estación Central.

Y como no hay deuda que no se pague y plazo que no se cumpla, el multimillonario fue al hogar del muchacho, a degustar un patache y hablar de lo humano y lo divino.

Durante el encuentro, que duró casi dos horas, Luksic disfrutó de la hospitalidad de la familia Yáñez Briones, los que le sirvieron unas ricas sopaipillas caseras, pasteles, pancito, carne mechada, un tecito pa' entibiar el cuerpo y una torta de mil hojas que trajo el invitado. Sin dudas, una once poderosa.

Gracias a un sapeo de un vecino, La Cuarta llegó hasta la mismísima casa del anfitrión. Tras el encuentro, el diario pop conversó brevemente con Luksic: "Comimos harto, me van a retar en la casa. Me llevo unas ricas sopaipillas de regalo. Ahora estoy con la guatita llena y el corazón contento".

El cabro reveló que se tenía cualquier fe cuando decidió invitar al magnate. "Siempre pensé que me resultaría. Ahora me gustaría invitar, en enero, a Bachelet", confesó.

Agregó que en la once "hablamos de todo. De su vida cuando era joven y de las redes sociales. Ahora hasta somos amigos en Twitter. No es igual que todos, pero es sencillo".

Se repitió el plato

En octubre del año pasado, al egresado de Derecho le saltó la liebre con Denise Rosenthal, a quien hinchó durante siete meses a través de la red social del pajarraco, pa' que aceptara su invitación a comer tocomples gracias al gentil auspicio de la tarjeta Junaeb. ¿Qué tal?

Finalmente, la chiquilla no se hizo dramas y aceptó la invitación del chiquillo. Eso sí, para un mes después debido a su ajustada agenda.