A Carolina ahora sólo le queda que la Corte Suprema revise los expedientes médicos y vean el fondo del caso y no sólo la forma.
Una chilena avecindada en Suiza viene al país de vacaciones, junto a su hijo, para enfriar la cabeza tras separarse del que parecía ser el amor de su vida. Pero durante su estadía, observa conductas extrañas, juegos eróticos que su retoño practica con otros menores y acude a una evaluación médica. ¿El resultado? El infante sufrió abuso sexual por parte de su progenitor.
Parece algo irreal. Pero, tristemente, no es así. La protagonista de esta historia es Carolina Ortíz (45), una ingeniera civil industrial que el 2012 se casó con R.K., un ciudadano helvético, con el que se convirtieron en padres un año después.
En los meses posteriores, la relación no prosperó. Llegó el 2016 y le pusieron punto final al matrimonio con todas las de la ley suiza. Fue por ello que Carolina obtuvo el cuidado personal del niño y vino por cinco semanas al país porque su abuelita se encontraba muy mal de salud, sin pensar en la cruel verdad que encontraría en su tierra natal.
"Le normalizaba este tipo de conductas en los cuidados básicos. Mi hijo mostró explícitamente, al especialista, los juegos eróticos, que no eran para nada acorde a su edad. Fue así como se le diagnosticó que había sido vulnerado en la esfera de la sexualidad", dijo.
De esta manera, cortó toda relación con su ex, a quien le exigió que le mandara por encomienda todas sus pertenencias desde Europa. El europeo accedió sin chistar. "Estaba en shock, muy triste y tenía mucho miedo. Comencé a realizar acciones legales acá en Chile para proteger a mi hijo y darle seguridad, las cuáles sí fueron otorgadas", dijo.
Tormento
En febrero de 2018, casi un año después de volver, Carolina Ortiz fue notificada por Sustracción Internacional de Menores, por parte de su ex esposo, y, posteriormente, citada al Primer Juzgado de Familia de Santiago, con la jueza Alejandra Valencia Rojas.
¿El resultado? La magistrado determinó que el niño debía volver a Suiza y ni siquiera revisó los informes psicológicos y de diagnóstico que establecían el abuso sexual del cual fue víctima por parte de su papá.
"Solo consideró el tecnicismo del Convenio de La Haya, sin considerar el caso de fondo, invisibilizando al niño y la obligación que el Estado de Chile tiene de protegerlo", explicó.
Posteriormente, fueron a la Corte de Apelaciones y lo mismo: determinaron que el menor debía volver junto a su padre.
Por ahora, a la mujer sólo le queda que los ministros de la Corte Suprema revisen los expedientes médicos y vean el fondo del caso y no sólo la forma.