En el pasaje interior de la calle Barros Arana, de Til Til, ya no están los globos blancos que despidieron a la pequeña Lissette Villa. Quien murió en un centro del Sename en abril del 2016. Pero su presencia sigue presente por todos lados.
Su madre, Juana Poblete, conversó con La Cuarta. Y reconoció que todo el mundo sabe donde ella vive por su hija.
"La gente la tiene en su memoria y más ahora que los parlamentarios rechazaron el informe del Sename donde investigaron también otras muertes de niños y abusos en la institución", dijo la mujer.
Agregó que tenía mucha rabia. Ya que a su juicio es como dar el mensaje "maltraten a los niños no más porque no son importantes, viven en hogares. Más importan los puestos de los políticos".
Juana rememoró los días en que afirmaban que su niña murió de pena porque ella no fue a verla. "Dijeron muchas cosas falsas para tapar la negligencia y porque, total, somos gente humilde. Sé que ella no volverá, pero quiero justicia", dijo enérgica.
Aseguró también que la gente que toma las decisiones es la principal responsable de la muerte de su hija. "Mi niña tenía problemas de agresividad por todo lo que le había tocado ver, pero era un niña buena. Al final tomaba tantos medicamentos que se hinchó y salivaba. Era terrible y nadie la quiso ayudar, esa es la verdad", aseguró.
Mientras mira la foto de Lissette, que el pasado 25 de abril habría cumplido 13 años, afirmó "mi niña es un ángel que vino para salvar a otros niños. Que su muerte no sea en vano. Y por eso queremos una Ley Lissette que evite el maltrato y abuso de los niños, estén donde estén".
Su otra hija también sufrió en el Sename
"Quiero escucharte otra vez, te extraño mucho y quiero verte. Yo estoy bien y quiero que tú también", dice la carta que la hermanita menor de Lissette dejó en el nicho donde ella descansa.
Su madre relata que hace dos meses logró recuperar a su "conchito" que también estaba en un hogar de Santiago.
"Mucho antes de la partida de mi otra hija intenté recuperar a ambas, pero me lo negaron porque mi familia tenía antecedentes de violencia. Me separé y asistí a muchos talleres para que volvieran a estar conmigo, pero nada funcionó".
Agregó que todo cambió hace un par de meses cuando se enteró que su hija menor no estaba en tratamiento siquiátrico por el duelo de su hermana, sino porque "hace cuatro años fue víctima de una experiencia traumatizante en el hogar que no quiero relatar por respeto a ella, pero que la marcó para siempre", contó.
Relató que la niña se arrancó y ella la acogió en su casa y simplemente se negó a devolverla. Finalmente, con la ayuda del abogado Sebastián Lafaurie logró que se la entregara un juzgado de Colina.
Solange, una de las hermanas mayores de la familia, reveló que en la comisaría de Til Til aún recuerdan a Lissette porque quería ser carabinera y porque era habladora.
"Cuando me tocaba ir a verla hablaba siempre de ello y cuando estuvo un año viviendo con mi mamá pasaba con los carabineros, ahora nos cuida desde allá arriba", finalizó.