Maestro Lucho Segura confiesa dura adicción a Bomba-4: "Veo puras pechugas"

No será una sección cultural propiamente tal, pero algún día los "afilólogos" investigarán en las páginas de los viernes del diario pop la evolución del desnudo femenino. Desde mediados de los '80 que la foto de una dama con poca o nada de ropa comparte su belleza con los califas de siempre.

La Bomba-4 se convirtió en estandarte de las vulcanizaciones y talleres mecánicos, como lo fue para los piratas la bandera negra con la calavera y un par de tibias cruzadas, pero los postulantes al récord de la colección más completa de los últimos años no trabajan con aceite, bujías y rodamientos, sino en una imprenta de calle Portugal.

En 2001 fueron destruidas las Torres Gemelas, el juez Guzmán procesó a Pinochet, la Bolocco se casó con el viejito Menem y la Bomba-4 comenzó a imprimirse en papel de mejor calidad.

En ese momento un hombre le halló sentido a su vida, un leit motiv. Luis Segura (45) se puso a coleccionar guachitas ricas y desde entonces sólo se ha perdido tres números: "Dos fueron porque estaba de viaje fuera de Chile y el otro porque hubo una festividad religiosa y cuando intenté comprar el diario me dijeron que la Bomba-4 había salido el día anterior".

CONTAGIO

Hace cinco años el maestro impresor introdujo en el "vicio" a su compañero Pablo Morales (31) y, algo menos, a su jefazo, Javier Ortega. A diferencia de la mayoría de los coleccionistas, que lucen a las chiquillas colgadas en los muros, los muchachos de Publigráfica Ltda. las guardan en orden dentro de carpetas de plástico.

Con los ojitos llenos de lujuria, Luis confiesa que nunca pensó llegar a tener tantas. Una colección que califica de "invaluable". Tiene 344 imágenes que colocadas una junto a la otra alcanzan más de una cuadra. Su sueño es que algún día todas den la vuelta al mundo y que Sharon Stone o Kim Basinger posen para la lente pop. De nuestro país se inclina por un par de cuerpos de lujo: Carola Oliva y Marcia Sáenz.

Con mucho cariño y más respeto, lo increpamos:

- ¿Usted es califa?

- Sí, soy un califa asumido. Pero también me gustan los puzzles del viernes.

- ¿Qué opina su señora de las señoritas que colecciona?

- Ella me ayuda a ordenarlas.

- ¿Qué le gusta más de las niñas?

- Las pechugas. Las veo por todos lados y se me van los ojos. Ojalá salieran las niñas menos tapadas, más piluchas.

IMAGINATIVO

Diferente es la óptica de Pablo Morales, un tipo más conservador. "A mí me gusta que dejen más a la imaginación", alcanza a decir antes de ser blanco de las bromas de sus socios. Ellos saben que alucina con ver algún día a "una mujer contundente con una polera transparente de Colo Colo o sólo cubierta con pintura".

La única crítica de estos varones es que descubrieron que un par de veces el ojo censor les dibujó calzones a las niñas. Otro reparo, que nace de la melancolía, es el recuerdo indeleble que tienen de las "bombitas", pequeñas fotos de mujeres que poblaban la parte posterior de los pósters. "Había más surtido", explican los incondicionales.

Sebastián Foncea M.

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