Un ciudadano galo, acusado de parricidio, fue extraditado ayer por la Corte Suprema de Chile, que le prestó oreja a los requerimientos de la justicia franchute.
El imputado llegó a nuestro terruño por primera vez en 1990 para ganarse la baguette en un negocio de insumos agrícolas en Rancagua.
Tiempo después decidió formar su propia empresa, pero en el 2002 se fue por 290 días a la capacha, ya que fue encontrado culpable de giro doloso de cheques.
Tras cumplir su condena, en el año 2007 agarró sus maletas y se las emplumó a la tierra de los vinos y los perfumes, sin ganas de volver.
Pero, dos años más tarde y como el perro arrepentido, el franchute abordó un avión desde el aeropuerto de Burdeos con destino a Chilito.
Lo cuático es que al día siguiente de su partida, apareció su madre muerta en el domicilio, que queda en la localidad de Barcelona du Gers. La mujer tenía dos disparos de escopeta en su espalda.
El subcomisario Fernando Villegas, de la OCN Interpol de la PDI, aseguró que, "mientras permaneció en Francia, este sujeto asesinó a su madre. Por eso la solicitud de extraditarlo".
Villegas agregó que el tipo niega tajantemente los hechos que le imputan "que bajo ninguna circunstancia él participó en el homicidio de su madre".
Según el subcomisario, el acusado juró que era el regalón de la difunta y que había vivido dos años junto a su mamacita.
Sin embargo, Villegas plantea que según la autopsia practicada a la víctima, ésta murió un día antes de que el hijo viajara a Chile.
Una vez en el país, el imputado rehízo su vida, formó una familia, trabajaba en un estudio de abogados y vivía en Rancagua.
Tras la detención, a la cual Villegas dijo que "no opuso resistencia", el acusado fue escoltado por personal de la PDI y se le entregó a la poli francesa para que lo juzguen según las leyes de esa nación.
