"Marco boli" dejó la casa de Margarita

Con tristeza porque pierde casi un hijo, pero con la seguridad de haberle dado todo lo que pudo para mantenerlo como uno de sus retoños, Margarita Flores Mamani (57) se despidió anoche del peque Franklin Vilca Huamaco (10), a quien acogió luego de su bullada travesía de Bolivia a Chile colgado del chasis de un camión.

Anoche ya extrañaba al peque que viajó de Oruro a Alto Hospicio y que esta semana convulsionó su casa.

Desde un principio la situación le impactó. La historia relatada por el menor de supuestos maltratos por parte de su padre y hermanos, y la búsqueda incesante de su madre, la llevaron a ofrecerse para cuidarlo en Chile y transformarse en la "tía" de quien fue bautizado como el "Marco boliviano", en alusión al peque de la historia de monitos televisiva "De los Apeninos a los Andes", que viajó de Italia a Argentina en busca de su mami.

Por eso siguió con atención durante toda la tarde los trámites para repatriar a Franklin.

Su ida al Tribunal de Familia, donde se realizó una audiencia para entregar el cuidado temporal del peque al Servicio Nacional de Menores, organismo que se encargó de trasladarlo hasta la frontera y entregarlo a funcionarios del Servicio Departamental de Gestión Social de Cochabamba, quienes lo llevarán hasta el hogar donde reside su madre.

La mujer llegó a Alto Hospicio hace más de 30 años. Proviene de un pequeño poblado llamado Quebec, que se ubica en la comuna de Colchane, muy cercano a la frontera con Bolivia.

Buscando mejores perspectivas de vida migró desde su pueblo natal con su marido, ambos se dedicaron a las labores agrícolas y cuidados de parcelas. Tiempo después murió su pareja y quedó con siete hijos a cuestas.

"Mi vida ha sido triste, he sufrido mucho. Luché solita para sacar a mis siete hijos adelante y verlos convertidos en hombres de bien".

Relató que a su llegada a Alto Hospicio comercializaba productos en la feria durante el día y por la noche cultivaba suelos agrícolas. "Dormía como dos o tres horas, me sacrificaba mucho. Mi casa incluso se incendió y perdí todo. Tuve que armar con las planchas quemadas una especie de ruca y ahí vivían mis hijos, como si fueran unos chanchitos. Pasamos frío y hambre en algunas ocasiones, pero ahora estoy orgullosa de lo que hemos logrado".

Margarita asegura que la historia de Franklin Vilca la conmovió profundamente. "Quiero hablar con su madre y decirle que las mamás, a pesar de los esfuerzos que debamos hacer, jamás debemos abandonar a los niños, debemos protegerlos y cuidarlos".

Por eso se le escaparon sus lagrimones cuando el pitufo dejó la Tierra de Campeones rumbo a su Cochabamba natal.

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