A sus 51 años, Mario Lepe puede quebrarse que bajó tres estrellas como jugador de la Católica, ganó una Copa Chile cuando fue deté y más encima tiene su propio sector en el Estadio San Carlos de Apoquindo. Y el 2017 sumará un nuevo hito: participar en un triatlón.
Tal cual. El ídolo cruzado le puso stop a su chipe pelotero y lleva cinco meses preparándose para ser uno de los más de 500 participantes del "Herbalife Ironman 70.3 de Pucón", que tienen más de 50 peras en la cédula de identidad.
Según un datero pop, el verdadero "tatita de acero", una chapa que ya se había ganado en sus tiempos de fútbolista al haberse recuperado y levantado luego de cinco fracturas, se esfuerza como si fuera un adolescente y desde junio no hay día que falte a entrenar.
Preparado
"Estoy muy motivado y desde junio, cuando me ofrecieron competir, que no he parado. Lo hice porque quería cambiar mi forma de vida que no estaba tan sana. Finalmente el triatlón te da el hábito permanente de cumplir el objetivo final que en este caso es Pucón", desembuchó Mario Lepe, que está sudando tanto la gota gorda que ya bajó un par de tallas.
- Profesor, por ahí me soplaron que los pantalones le quedan volando...
- Eso es verdad. Antes de volver a la actividad física estaba muy excedido de peso. De hecho no estaba ni entrenando y eso me hizo reflexionar. Si ahora ando hasta con mejor ánimo y muy motivado por la vida.
- ¿Es más rudo que entrenar en un equipo de fútbol o la selección chilena?
- Es diferente. El hecho que sea algo individual lo hace más complejo. Uno como futbolista está acostumbrado a jugar en equipo. Será todo un desafío.
- ¿Lo que más le costó fue acostumbrarse a la bicicleta?
- Sí, es que uno pedalea arriba de un rodillo y eso requiere mucho equilibrio. Con el tiempo he mejorado. Me siento preparado y ansioso para sumar mi primer "Ironman". Y espero que sea el comienzo de una vida en el triatlón.