Más fríos que beso de geisha...

Ni se saludaron ni se miraron ni nada. Cada uno por su lado, como si no se conocieran, José Mario Ruz Rodríguez y María del Pilar Pérez López escucharon los cargos en su contra por el doble homicidio de los homosexuales Francisco Zamorano Marfull y Héctor Arévalo Olivares.

Tras la confesión del matón a sueldo, quien la semana pasada afirmó que actuó pagado por Pilar, el Ministerio Público formalizó ayer cargos en contra de ambos.

La mujer fue imputada por el parricidio de su marido, el arquitecto Francisco Zamorano, y por el homicidio calificado del tecnólogo médico Héctor Arévalo. Al sicario también lo rajaron por dos delitos de homicidio calificado en perjuicio de las mismas víctimas.

El fiscal Carlos Gajardo afirmó en la audiencia que María del Pilar se casó con Zamorano en marzo de 1976 y que tras separarse de hecho, ella le pidió el divorcio. Debido a que el profesional le exigía plata por la separación, decidió borrarlo del mapa y para ello contrató a José Ruz.

Sin decirle que Zamorano era su esposo, la mujer le ofreció al sicario un millón de pesos por matarlo y dos si también se echaba a su pareja, continuó Gajardo.

CUÁTICA

María del Pilar le señaló a Ruz que el "trabajo" era para una amiga de ella, que había decidido vengarse porque Zamorano era bisexual y le había pegado el sida.

Fue así como José Ruz se contactó con dos armeros que le vendieron una pistola y un silenciador, y el 23 de abril se dirigió a la casa de los homosexuales, ubicada en calle José Manuel Infante, Providencia, según precisó el fiscal.

Añadió que el sicario se metió a la vivienda con un engaño. Le dijo a Arévalo que necesitaba unos planos y fue así como lo llevó hasta el segundo piso, donde se encontraba trabajando el marido de María del Pilar.

Apenas los tuvo juntos, Ruz se puso guantes, les dijo que era un asalto y a cada uno le disparó un tiro en la nuca. Luego huyó, llamó por teléfono a María del Pilar y al día siguiente ambos se juntaron para el pago de los 2 millones.

SUMA Y SIGUE

La Fiscalía Oriente también imputó cargos contra María del Pilar Pérez y José Ruz por los hechos ocurridos en avenida Seminario, el 4 de noviembre pasado.

Tal como sucedió en el crimen de los profesionales gays, José Ruz también actuó pagado por María del Pilar Pérez para que asesinara a su madre, María Aurelia López; a su hermana, Gloria; a su cuñado, Agustín Molina, y su sobrina, Belén, debido a problemas por una herencia. Por cada muerte la mujer le iba a cancelar 10 millones de pesos en efectivo.

El martes 4 de noviembre, el sicario iba decidido a matar para cobrar los 40 palos, pero terminó asesinando por error al economista Diego Schmidt-Hebbel.

Por esos hechos, el Ministerio Público formalizó a José Ruz y a María del Pilar Pérez por un robo con homicidio consumado y 4 delitos de robo con homicidio frustrado.

En la audiencia, el fiscal Gajardo señaló que la mujer también tenía entre sus planes darles muerte a su nuera y a la madre de ésta, pero la masacre no se concretó.

El fiscal Vinko Fodich dijo a La Cuarta que el asesino a sueldo actuó con alevosía, premeditación y también con la agravante de la "promesa de pago remuneratorio".

Por el doble homicidio de Francisco Zamorano y Héctor Arévalo, los imputados arriesgan la dura condena de presidio perpetuo calificado.

María del Pilar Pérez y José Ruz se encuentran en prisión preventiva como autores del crimen de Diego y desde ayer cargan los crímenes consumados de los homosexuales y otros cuatro homicidios frustrados.

Tras escuchar los antecedentes entregados por la Fiscalía Oriente, los abogados defensores de Pérez se limitaron a señalarle al magistrado Juan Escobar que no tenían que hacer "ninguna aclaración".

ESTÁN MÁS FLACOS QUE UN CHUZO

Media docena de gendarmes armados se encargó de vigilar el tribunal donde ayer le formularon cargos a María del Pilar Pérez López y a José Mario Ruz Rodríguez por el doble crimen de los homosexuales ocurrido la tarde del 23 de abril de este año, en Provi.

La primera en entrar al juzgado fue la mujer, quien apareció peinada pal' lado, de lentes y con blusa blanca. Se vio muy pálida y flaca.

Detrás de ella ingresó esposado el sicario, demacrado y pelado al rape. Vestía polera roja y bluyines.

María del Pilar se sentó junto a sus abogados particulares Pablo Larredonda y Cristián Bouchette. En ningún momento miró al sicario.

El matón a sueldo tampoco cruzó miradas con la mujer y se mantuvo cabeza gacha durante toda la formalización de cargos. Se apotincó a un costado de su abogado, Gonzalo Castro.

Tal como lo ha hecho desde que fue detenida por la policía civil, María del Pilar Pérez López volvió a acogerse a su derecho a no declarar y no dijo nada. Sólo se presentó ante el magistrado Juan Escobar con su nombre.

Carlos Godoy S.

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